El revival de It, película basada en la obra del escritor Stephen King, ha rebasado taquillas en el mundo entero. El film que narra las desventuras de un grupo de jóvenes a merced de un extraño payaso, parece ser el último guiño de Hollywood a los monstruos clásicos. ¿Por qué el cine actual se inclina de nuevo hacia el terror?
Fotografía y edición digital: Nath Planás
Producción: Juan Ángel Monzon
La irrupción del miedo dentro de la cotidianidad, el constante pánico por casos de asesinatos, violaciones, agresiones verbales y otros hechos de violencia han llevado a replantear el discurso del miedo dentro de la industria del entretenimiento. El terror, desde sus inicios, se ha nutrido de la angustia, del constante existencialismo con respecto al “más allá´” y del recelo a todo aquello que el humano catalogue como extraño o ajeno.
¿Qué pasa cuando el miedo es nuestra propia realidad? En el cine de terror contemporáneo, la desconfianza toma forma a partir de los constantes conflictos sociales, las incertidumbres o las conspiraciones que tienen lugar en una ciudad moderna basada en la economía. Convertida en miedo, esta incredulidad emerge a través de la pesadilla. Esto, en clara contraposición al discurso del film de terror clásico que construye el miedo a través de lo sobrenatural o el misticismo.

El concepto de que la maldad es inherente al ser humano también ha llevado a la industria del suspenso o terror, a replantearse cuestiones, y a preguntarse si realmente queremos observar rasgos de nuestro comportamiento en la pantalla.

El regreso de películas como La Bruja, La Momia, Drácula, Frankeistein así como otras historias con elementos sobrenaturales, demuestran la clara necesidad actual de encontrar una carácter aleccionador dentro del género del terror. Ejemplo de ello es el proyecto lanzado por Universal Pictures, que pretende traer de nuevo los clásicos de género, pero de una forma más heroica que tétrica: “Los superhéroes tienden a ser perfectos, pero los espectadores no van a experimentar ser las personas más intrépidas, inteligentes o fuertes dentro de la realidad. Existe oscuridad dentro de todas las personas y todo el mundo quiere convertir su maldición en poder. Los monstruos clásicos cumplen ese disparador, por lo que me parece apropiado regresarlos al cine bajo otra narrativa”, señala al respecto el guionista de películas Chris Morgan.
Cine de terror: ¿expresión política?
Así como el cine de ciencia ficción de los años 50 se vio influenciado por los acontecimientos registrados durante la Guerra Fría, la evolución del género del terror se traduce en inyecciones ideológicas que acercan al espectador films que trascienden el entretenimiento mórbido.
Críticas hacia el racismo, sátiras de situaciones cotidianas, el suspenso en relación a los avances tecnológicos o la representación del temor en la sociedad respecto a una forma específica de monstruo, son algunas de las características que delatan el carácter político del estilo.
Por ejemplo, la película de culto La matanza en Texas (1974), inspirada en los crímenes reales perpetrados por el asesino y ladrón de tumbas americano Ed Gein -y en la que el propio director había reflexionado sobre como una persona podría simplemente matar a las personas obedeciendo a su instinto-, logró servir como una comedia negra para reflejar el duro panorama social por el que atravesaba Norteamérica con el escándalo del Watergate y la guerra de Vietnam.
En los años 80, el film de terror gore Holocausto Caníbal, del director Ruggero Deodato, fue catalogado como una película de crítica sociológica sobre el morbo existente dentro de los medios de comunicación. A pesar de la gran dosis de sangre y extrema mutilación, la película interpela al espectador respecto a ¿Qué significa ser civilizado? Y, ¿en qué momento los medios de comunicación abandonan la ética periodística para centrarse netamente en el sensacionalismo?
Deodato generó un guión controvertido que no estuvo exento de censura por parte de sectores conservadores, pero a su vez proporcionó un crudo análisis que puede aplicarse a una infinidad de programas de televisión en la actualidad.
El director John Carpenter por su parte, logró crear una película de culto que mezcla elementos de comedia negra, ciencia ficción y suspenso en su decimotercer largometraje Están Vivos. En la misma, el protagonista encuentra unas gafas con las que puede ver cómo los alienígenas han plagado el mundo de mensajes subliminales, con el fin de convertir a los humanos en una raza esclava. El temor reinante durante la recesión económica de los 80 en los Estados Unidos, el creciente consumismo norteamericano y la ausencia moral en pos de lograr el éxito, reflejan desde la mirada de Carpenter, el lado más oscuro de la sociedad contemporánea.
La La Bruja, estrenada en 2016 de la mano del director Robert Eggers traslada nuestro miedo a mediados del siglo XVII, donde una familia temerosa de Dios termina por instalarse en inmediaciones de un bosque. Hasta aquí parece la clásica historia de terror, pero a medida que avanza la trama vamos entendiendo que hay una fuerza mucho más compleja que Dios o el diablo: la humanidad.

La Bruja utiliza elementos característicos del suspenso, pero que eventualmente van alterándose para mostrar el lado más cruel del imaginario social sobre el idealismo de la felicidad. Una revisión bastante feminista, sobre la rigurosa posición de la mujer en la institución familiar.

Mujeres y el estremecimiento cinematográfico
Hablar del papel de la mujer dentro del género de terror es sostener una infinidad de estereotipos en donde la visión del hombre siempre se relaciona con papeles de actividad y poder. Precisamente, son las películas norteamericanas del estilo (de los años 30, 40 y 50) las que más sostienen la pasividad y el carácter sexual de las mismas.
En los filmes de estas décadas, el arquetipo de mujer fatal quedó instaurado dentro del inconsciente colectivo gracias a las películas de suspenso y terror que materializaron una visión -realista y onírica al mismo tiempo- del deseo masculino.
Fue durante los años 80 cuando más se asentó la percepción machista e hipersexualizada de la mujer dentro de las películas del género. La tendencia de hablar sobre la violencia a las mujeres como gatillo para iniciar la trama, alimentaron la percepción de que las féminas eran simplemente castigadas a causa de los estereotipos ligados a su propia naturaleza.
Los papeles otorgados a la mujer dentro del género de terror usualmente eran los de bacante, bruja o vampiresa, personajes que ostentaban erotismo y autonomía, y que a su vez, eran relacionados con elementos malignos, pecaminosos o inmorales. Ejemplo claro de ello es la construcción entorno a la bruja medieval, quién se revela contra las concesiones sociales de la época a través de la práctica de rituales que quiebran totalmente con el ideal de mujer doméstica de la época.
En la actualidad, ¿han variado estas interpretaciones sobre la mujer en el discurso del cine contemporáneo? Aunque existen películas que cuestionan la manera de reflejar el papel de la mujer, el cine comercial no ha logrado desligarse de ciertos tópicos, lograr empatía ni cierta sensibilidad sobre las representaciones de las mismas dentro del entretenimiento.
···¿Ya nos seguís en las redes? Mirá todo lo que tenemos para VOS Facebook l Twitter l Instagram