El hijo de la noviaes la obra que la lleva de regreso a las tablas luego de 15 años sin dirigir a un elenco profesional.
Por: Jazmín Gómez Fleitas
jazmin.gomez@gruponacion.com.py
Fotos: Manuel Meza
Estilismo: Matías Irala
Producción: Juan Ángel Monzón

Su apellido es sinónimo de cine, al lado de su dupla laboral, Maneglia, por supuesto. Ella lo reconoce y es feliz con ello, aunque admite que a cada tanto, le invaden sentimientos encontrados debido a su gran pasión por el teatro. “Yo sé que la gente me relaciona directamente con el cine, que no me ve tanto en teatro. Y que dirigir las obras en TIA (el Taller Integral de Actuación donde es directora, junto a Juan Carlos) es algo que se conoce solo en el rubro de la actuación”, señala.

Desde que el audiovisual fue ganando terreno en su vida, Tana se vio en la constante añoranza al teatro debido a las demandas de las series de televisión y las películas en las que estuvo involucrada. “El audiovisual fue ganando mi tiempo. Vino Gonzalez vs Bonetti, y luego La Chuchi, que llenaban muchísimo también, pero había un vacío, era como que siempre estaba buscando teatro. Hasta que después surgen TIA y 7 Cajas, casi al mismo tiempo. Y entonces 7 Cajas tomó más tiempo que TIA, y después, sin darnos cuenta ya vino Los Buscadores. Y TIA llena en cierta parte ese espacio del teatro que tanto necesito, pero siempre me pasa que hago mucho cine y extraño el teatro”, reconoce.

La última obra que realizó fue Kurusú (2003) con la cual ganó el Premio Arturo Alsina, otorgado por la Fundación Arlequín Teatro a la Mejor Obra de Teatro. Fue una obra emblemática para el teatro contemporáneo y Tana señala que ella no fue consciente de lo que representó todo eso. “Cuando la terminé, me di cuenta de que yo amo el teatro y el cine con la misma intensidad. Y mucho tiempo fue una lucha intermitente en mi interior el pensar que tendría que elegir entre cine o teatro. Entre qué hacer con eso”, recuerda.

Con el tiempo comprendió que ninguna de las dos disciplinas tienen por qué interponerse, ya que se nutren una de otra. “Kurusú tiene muchísima influencia del cine y de la danza contemporánea, dos cosas que me marcaron muchísimo. Y así también llevo la experiencia del teatro al cine, de trabajar con los actores, con mucho texto, de que hagan una investigación previa y de la cuarta pared; todas esas son cosas que transpolo al audiovisual. Y por eso creo que en mi caso se nutrieron. ¿Sabes quién hace mucho teatro a la par que cine? Campanella”, señala con una sonrisa, en relación al argentino, director de la película que ahora ella dirigirá en teatro.

Saber que hay otros directores que también llevan sus dos pasiones juntas y que no tuvieron que renunciar a ninguna, es una motivación para ella. Aunque no conoce personalmente a Juan José Campanella, se enteró de este detalle a través de una colega en común (Gabriela Fantl, directora de cásting). “Ella me dijo: ‘Campanella siempre hizo teatro, no mires como una cosa u otra, se nutren’. Y esas son las cosas que me inspiran a creer que es posible”, señala.

A las tablas

Gabriela Fantl es la esposa de Fernando Castets, guionista de la película argentina El Hijo de la Novia, que Tana estrenará en Arlequín Teatro (Antequera 1061 e/ República de Colombia y Tte. Fariña) el viernes 27 de julio. La adaptación a teatro cuento con libreto de Garbi Losada y José A. Vitoria.

La oportunidad de hacer este proyecto realidad surgió cuando el actor y director de teatro Pablo Ardissone le comentó que tenía el libreto de la obra y le preguntó si le gustaría dirigirla. “Sucede que Juanca y yo somos muy amigos de Fernando Castets y su esposa Gabriela Fantl, quienes trabajan muy de cerca con Campanella. Cuando escuché el título dije: ‘Qué interesante, cómo me gustaría’. Además, el Teatro Arlequín hace años me insta a que vuelva a dirigir una obra, y Pablo incluso me pasó varias propuestas de obras a lo largo de los años, pero siempre estaba con audiovisuales y le decía ‘no me animo’, porque una obra lleva su tiempo. El teatro es más artesanal, lo vas construyendo con los actores”, señala.

Finalmente decidió asumir el desafío de, no sólo tomar una obra ya terminada —porque por lo general prefiere trabajar una obra en laboratorio— sino que además, una historia basada en el guiin de una película nominada al Óscar a la Mejor Película de habla no inglesa en el 2001.

La obra tiene como eje a un hombre que asiste a la preparación de la boda de sus padres, quienes se casarán después de 40 años de convivencia en un acto de amor, ya que la madre sufre de Alzheimer y cada vez conoce menos a su familia. Una obra que, entre el drama y la comedia, habla de encontrar la fuerza para sobrevivir y amar a pesar de todo.

Habla mucho de la relación del hijo con la mamá, de la relación familiar, de lo que a veces los padres esperan de los hijos y ellos no son, entonces hay como una culpa en los hijos y cosas no resueltas. Así como también de los lazos familiares, de que tu familia no es sólo tu papá y tu mamá, es tu novia, son tus amigos. Entonces, como que hay una reconceptualización de ello y también aborda el perdón. Y en ese sentido es muy hermoso. Creo que cualquier persona que tenga alguna diferencia con sus padres, al terminar de ver esta obra, va ir a abrazarlos. Sí o sí te va conmover”, describe Tana.

Los actores que dan vida a los personajes son: Myriam Sienra, José Luis Ardissone, Hernán Melgarejo, Sifri Sanabria, Borja García Enríquez y Luis Troche. “Estoy supercontenta de trabajar con José Luis Ardissone y Myriam Sienra, que para mí son actores que dan todo de sí en el escenario. Y con la generación nueva de Hernán Melgarejo, que es mi hijo, fue mi alumno en el 97 en el IMA; Sifri, que pasó por mis manos en TIA. Y completa el grupo Luis Troche, que está reemplazando a Martín Oviedo, que iba estar pero le salió una película y dio un paso al costado. Un elenco muy lindo. Y Borja García que hace del amigo de Juan Carlos”, dice al respecto.

La obra

Hace casi dos meses que el elenco viene ensayando tres horas diarias, de lunes a viernes. “El punto de partida de una señora con Alzheimer hace que Myriam termine muy agotada. El texto no es difícil, es el subtexto lo complicado, los pensamientos y motivaciones de los personajes, ese contenido que está por debajo del diálogo hablado. Y Hernán Melgarejo, que es el hijo, está todo el tiempo en escena, de comienzo a final, entonces es muy desafiante”, indica.

Agrega además, que los personajes son muy identificables: “No es que mirás desde un lugar que decís ‘eso no me va pasar a mí’. El personaje principal tiene un bar, y lo puso porque siempre fue un vago; se separó de su esposa, dejó la facultad y luego se dedicó a administrar un bar. Y llega un momento en el cual se le viene todo encima: la ex con la hija, la novia que trabaja ahí, al bar que no le va bien y el papá que le dice que quiere casarse otra vez con su mamá, una mamá enferma. Llega un momento en que él se siente como que todo le viene encima y es la manera que uno tiene de asumir sus desgracias o aquello que cree que está mal. Y finalmente, es el amor lo que te permite relajarte ante lo inevitable. Creo que todo lo que a él le pasa es evitable, menos lo de su mamá. Entonces él ya no puede hacer nada. Puedo hacer algo por su hija, por el bar, por su ex, por todo, pero no puede hacer absolutamente nada por su mamá, y eso es lo que creo que le genera esa vulnerabilidad. Eso le hace a la obra muy enriquecedora”, revela.

Fueron largas semanas de ensayo, en las cuales Tana realizaba este ejercicio: evitar pensar en que el guionista de la película vendría a ver la obra. “Me concentraba no pensando en eso, así me relajo. Pero ahora que se acerca el estreno y Fernando me dice que va venir, parece que me da un poquito más de ansiedad”, ríe.

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