Numerosas son las marcas que han sido acusadas de "apropiación", al tomar elementos simbólicos de distintas culturas o colectivos sociales. ¿Hasta dónde llega la línea que divide la inspiración o el homenaje para pasar a ser un hurto estético con fines mercantiles? Analizamos el impacto de este fenómeno en la industria de la moda.

Texto: Matías Irala

En el mundo fashion, la novedad es una pieza inherente, por lo que las grandes marcas o diseñadores no escatiman en hurgar en referencias culturales que ayuden a elevar el exotismo o la individualidad de una campaña para atraer la atención del consumidor. En un era anclada en la globalización parece algo convencional, pero entonces, ¿porqué despierta tanto debate actualmente esta situación?

El término apropiación cultural” surge para señalar cuando una cultura dominante toma expresiones, especialmente de grupos sometidos o minoritarios, al punto de trivializar o generar estereotipos de significación a partir de los elementos tomados. Los sociólogos fundamentan que las culturas van mutando, especialmente en una era virtual que nos mantiene conectados a escala mundial, por lo que el debate respecto a sí es ético o extremista esta postura ha generado fricciones en el campo de la moda.

Un ejemplo es el desfile de Givenchy, que mostró una colección donde predominaban mayoritariamente modelos blancas, con características tomadas de las cholas gang y el gueto afroamericano. Después del desfile, las redes sociales fueron utilizadas para sacar a colación el eterno problema sobre la segregación racial en la industria de la moda y el hecho de popularizar el estilo de estos grupos de mujeres que finalmente terminan siendo ignoradas para pasar a ser consideradas una mera banalidad estética.

La apropiación cultural subestima a las culturas no occidentales, sostiene el pensamiento de que son secundarias, que no son relevantes para el desarrollo y la identidad de las personas que forman parte de ella. Reduce el tema a un objeto de consumo y usualmente elimina los grupos de color como protagonistas”, acusa de manera crítica la actriz Amandla Stenberg, tras denunciar en sus redes que varias celebridades y marcas hacen gala de símbolos de la cultura negra como ornamentación.

En el año 2015, la diseñadora francesa Isabel Marant tuvo que quitar un comunicado oficial, exponiendo su falta al presentar una blusa cuyo estampado y bordado era una réplica exacta de la vestimenta tradicional de la comunidad mexicana de Oaxaca. El caso Marant visibiliza como la mano de obra artesanal indígena se encuentra indefensa ante un mercado industrializado, además de exponer la manera en que las grandes marcas toman la herencia cultural de los pueblos originarios para fines mercantiles.

apropiación cultural” surge para señalar cuando una cultura dominante toma expresiones, especialmente de grupos sometidos o minoritarios, al punto de trivializar o generar estereotipos de significación

¿Por qué no es apropiación cultural cuando los miembros de una minoría toman elementos de la cultura dominante? Adoptar los usos y las costumbres de una cultura dominante es, para muchas minorías la única herramienta de integración y de evitar la separación o discriminación de su entorno. Quién tiene el poder es finalmente el que determina qué prácticas culturales están permitidas, en que lugares y con qué actores.

Buscando el límite

Tomar propiedad intelectual, conocimiento tradicional, expresiones o artefactos estéticos de otros colectivos sin su permiso, sin haber tenido que pagar su costo social e histórico demuestra el costado peligroso de la apropiación cultural”, menciona Susan Scafid, en su libro ¿Quién es dueño de la cultura?

Este año, el mundo ecléctico de Gucci, creado por Alessandro Michele, fue blanco de críticas en su desfile Pre Fall por haber expuesto los “dastars” turbantes, característicos de la comunidad sij, en el estilismo de su colección. La simbología religiosa utilizada en el fashion show fue duramente criticada por la prensa, al punto de ser considerada ofensiva.

La apropiación cultural subestima a las culturas no occidentales, sostiene el pensamiento de que son secundarias, que no son relevantes para el desarrollo y la identidad de las personas que forman parte de ella

Entonces, ¿cuál es el límite entre adopción y apropiación? Lo que diferencia el intercambio de la sustracción cultural es justamente lo que mencionamos anteriormente: el poder. La existencia de este fenómeno es una invitación a ejercitar nuestro papel como consumidores y no caer en prácticas que terminen afectando la integridad cultural de otras comunidades.

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