En un mundo en el que seres con habilidades únicas dominan el mercado cinematográfico y tocan los corazones del público vendiendo historias nobles, aparece una serie que, a través de la burla, desnuda su verdadera intención: hacer dinero.
Texto: Luis Ríos Florentín @nosoyunvampire
Estrenada en Amazon Prime Video, The Boys viene a romper esquemas establecidos. Basada en el cómic creado por Garth Ennis y Darick Robertson entre 2006 y 2008 (cuenta con 72 números), esta serie se convirtió en la ficción más vista de la plataforma y tiene una puntuación casi perfecta en la página IMdB.
La misma es una sátira a toda la parafernalia instalada en el mercado por Marvel y DC desde hace —por lo menos— 12 años y se convierte en un tremendo dolor de cabeza para lo que intentan vender estos seres que custodian la galaxia y a sus habitantes.
Todo esto, fríamente planificado por estrategias narrativas de marketing, publicidad y activaciones en redes sociales que logran una relación de confianza entre ellos (la marca y sus productos) y el espectador (el consumidor). Lo que se conoce como branded content o contenido de valor de una marca.
En diferentes áreas de la sociedad vemos como las personas van adquiriendo fama y estatus. Esto se vuelve un cóctel nocivo si le agregamos poder con una pata política. Aquí comienzan los abusos con vicios como la corrupción, la búsqueda obsesiva de requisas, el hedonismo y más.
Ahora, ¿qué pasaría si a esta mezcla le agregáramos superpoderes? Eso es lo que nos muestra The Boys. Así llegamos a este escenario en donde a los superhéroes se les sube la fama a la cabeza; enloquecen, pasan a ser corruptos y usar su status para promoverse aún más.
Una transformación que podemos ver en cualquier mortal que quiere llegar a puestos de poder. Pero (¿solo?) en este caso, se puede poner en riesgo a la propia población del planeta.
Para el estreno de Avengers Endgame, Marvel no escatimó recursos para tirar la casa por la ventana y lanzó una campaña de promoción de más de 200 millones de dólares. El resultado de esta y otras jugadas derivó en que se haya convertido en la película más taquillera de la historia, por sobre Avatar.
Entonces, esta búsqueda por llegar a lo más alto de la jerarquía y estar por encima del bien y del mal, viene acompañada de una estrategia publicitaria asimétrica que tiene su ejecución en redes sociales. Cada acción está estrictamente calculada y analizada para viralizarse y convertirse en tendencia positiva.
Una linda tocada de oreja a esas visitas “casuales” que por ejemplo hacía Tom Holland vestido de Spiderman a niños en los hospitales, justo semanas antes del estreno de las películas en donde está el Hombre Araña o la propia Gal Gadot en su personaje de Wonder Woman recorriendo escuelas y hablando con niñas sobre el valor y empoderamiento de la mujer.
Volviendo a la historia, al estar ya “contaminados” con las mieles del poder, sus placeres pecaminosos deben ser cuidadosamente resguardados para no ser bocadillo de la prensa. Por eso, hay un equipo de crisis en caso de que los grandes protectores de la humanidad queden expuestos. Muy parecido a la vida personal de algunos actores cuyas carreras fueron salvadas al firmar como integrante del universo de las franquicias actuales.
Todo comienza con Hughie (Jack Quaid) un tipo normal que es fan de este escuadrón y se ve decepcionado por una desafortunada acción de A-Train (Jessie T. Usher) y su displicente disculpa, que no es más que una orden del equipo de marketing para no perder la buena imagen ante la opinión pública.
En los primeros capítulos se puede ver cómo el ideal de héroe se derrumba. Un fenómeno visto a lo largo de la historia, cuando los simples mortales conocían a sus ídolos y se daban cuenta de que no eran lo que aparentaban en pantalla.
En fin, todo es una gran agencia de publicidad vendiendo un producto que tiene un lindo envoltorio, pero por dentro es defectuoso: a nadie realmente le interesa el bienestar de la gente o lo que quiere el consumidor.
Es aquí donde aparecen Los Chicos (The Boys) un equipo de la CIA preparado para combatirlos. Estos agentes tienen la misión de vigilarlos, así como controlar el surgimiento de nuevos superhéroes.
En las películas, nos venden siempre que por más fuerte que sea el villano, los buenos terminan ganando con más o menos esfuerzo. En The Boys, nos demuestran lo que vemos todos los días; que quien tiene el poder no lo va perder y va a mover sus tentáculos para erradicar rivales y generalmente, lo termina consiguiendo.
Se trata de una muy interesante e inteligente trolleada en tiempos en los que criticar a deidades en el Social Media es cuasal de inquisición digital y en donde uno debe ser muy valiente para emitir “peros” a algo tomado como absolutamente bueno por los “líderes de opinión” de la nueva generación.
Seth Rogen, una de las mentes detrás del desarrollo de la serie, ha revelado que la segunda temporada será todavía más grande y mucho mejor que la primera. Eso lo esperamos también nosotros.
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