Los niños comienzan su vida digital cada vez más pronto y ante esta situación los padres deben estar más alertas que nunca, ya sea para evitar algún tipo de trastorno en su comportamiento o impedir que se vuelvan adictos a las pantallas.
Texto: Nora Vega
Se ha vuelto casi normal escuchar decir a los padres: “Dejá la computadora, hace horas te veo ahí”; “Si comés todo podés ver la tele”; “Si no juntás todos tus juguetes, no vas a ver la tablet”. En mi época (ya sueno como mi mamá) me pedían que limpie el piso que estaba lleno de tiza —eran mis dibujos— o me decían que entre a la casa porque ya estaba la comida. Y no había ningún premio por dejar sin rastros el plato.
En las horas libres nos pasábamos pintando, creando espacios como la cocina, la despensa o la escuela, y usábamos objetos que teníamos a mano. No necesitábamos hermosos juguetes. Éramos creadores natos. Nuestra imaginación no tenía límites, bueno sí, el horario. Lo único que nos paraba era la hora del baño, la hora de comer y la hora de dormir.
Querer que nuestros hijos vivan esa experiencia es maravilloso, pero la realidad es que nos debemos adaptar al mundo digital en el que vivimos, y sobre todo ante las circunstancias actuales. Entender cuánto tiempo deberían estar conectados es complicado, sobre todo en este momento en el que muchas mamás nos encontramos trabajando en casa, sin ayuda y con los niños a cuestas.
Los expertos sugieren que aprovechemos este tiempo para disfrutar con actividades lúdicas al aire libre y para esto no hace falta salir de casa, simplemente podemos dedicar horas de mucho valor para que los chicos aprendan mientras se divierten, alejados de la tecnología y de las pantallas.
Una página de salud muy reconocida dice que estar demasiado tiempo frente a una pantalla puede hacer que sea más difícil para el niño dormir a la noche, puede también aumentar el riesgo de desarrollar problemas de atención, ansiedad y depresión. A su vez, también es un factor clave que hace aumentar de peso, entre otros riesgos.
Para disminuir el tiempo de pantalla recomiendan sacar la tele y la computadora del dormitorio del niño o la niña. Por otra parte, no es bueno que se vea la televisión durante las comidas o cuando se hacen tareas, tampoco dejarla encendida como ruido de fondo. Otra acción fundamental es ser modelos de conducta. Los chicos que tienen padres que están todo el tiempo frente a la computadora o al celular, van a desarrollar los mismos hábitos.
Lo que deberíamos lograr es un equilibrio en la vida, en todo sentido, sin ser tan extremistas. Por ejemplo, se puede tener en cuenta cuánto tiempo llevó el niño frente a una pantalla (máximo dos horas al día y no de seguido) para luego sugerir actividades que tengan la misma cantidad de horas y lo mantengan activo; puede ser jugar, caminar, leer un libro, pintar, ordenar sus cosas, etc.
Otra opción es que el niño vea con un padre o un adulto el contenido ya sea de la tele o de la computadora, esto promueve la interacción y la discusión. Con esta forma de compartir, los niños pueden aprender mejor de los programas y ver videos educativos. La elección de lo que ven es sumamente importante y hay que ser conscientes de que la gestión que los padres realicen durante los primeros años de vida de sus hijos les servirá para siempre. Si van a ver YouTube por ejemplo, que sea YouTube Kids, la versión adaptada a los niños y creada para que los padres establezcan un control sobre lo que ven.
Es fundamental educar a los chicos en el uso de la tecnología, garantizando su correcto desarrollo físico y psicológico y evitando así el desarrollo de hábitos negativos para su salud. Y no te olvides que, ante cualquier duda o consulta siempre es mejor recurrir a los profesionales.
Según la Academia Americana de Pediatría, los tiempos de pantallas recomendados son los siguientes:
De 0 a 2 años: nada de pantallas. De 2 a 5 años: entre media y una hora al día.
De 7 a 12 años: una hora con un adulto delante. Nunca en horas de comidas.
De 12 a 15 años: una hora y media. Mucho cuidado con las redes sociales.
Más de 16 años: dos horas. Los dormitorios no deben tener pantallas.
Lo más importante es que las pantallas no interfieran en la vida normal de los niños, en el tiempo en familia, el ejercicio o las horas de sueño.

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