Desde Caballeros del Zodiaco hasta Hey! Arnold, hacemos un recorrido por las músicas que acompañaron los capítulos de las series animadas que veíamos de chicos.
Texto: Micaela Cattáneo
Mis papás siempre me cuentan que en su infancia era tradición juntarse en la casa del niño o niña del barrio que tenía televisión para ver los dibujos animados. Con el tiempo la televisión dejó de ser un lujo, y para mi época, a finales de los 90 y principios de los 2000, la actividad recurrente era llegar del colegio y maratonear durante toda la tarde la programación infantil que ofrecían los canales.
De esas tardes de chocolatada y torta, recuerdo estar pegada a la tele con mis hermanos esperando un nuevo episodio de Pokémon, Dragon Ball, Rugrats, Dexter o Las chicas superpoderosas. Y aunque con los años olvidé muchas de las historias que se contaban en cada capítulo, hoy de alguna forma esas imágenes animadas siguen tan presentes como antes gracias a sus intros musicales y bandas sonoras inolvidables.
Porque la música que habita una escena, explícitamente o no es creada con una intención: generar una emoción. No todas las producciones están a la altura de esta regla y entre las que la cumplen, siempre hay alguna que se destaca por sobre el resto. Es el caso de la banda sonora de Hey! Arnold (¡Oye, Arnold!), la serie animada de los 90 que tiene de protagonista a Arnold, un niño con una cabeza en forma de balón de fútbol americano que vive con sus abuelos en un barrio multiétnico y asiste al cuarto grado de primaria en una escuela pública.
Hey! Arnold siempre se caracterizó por su contenido diverso y profundo, y por la manera en que esto se corporalizó a través de un repertorio cargado de jazz. Si bien el protagonista y sus pares eran niños de 9 años, las emociones y los problemas personales que atravesaban eran tratados sin maquillaje, y la música acompañaba todo ese mundo que no siempre era perfecto.
El que le puso instrumentos de viento y percusión a esta serie animada fue el compositor Jim Lang, quien con su soundtrack logró que el jazz sea cercano para el público joven. “Recuerdo que, mientras sucedía la transición de la segunda a la tercera temporada, pensé: Voy a hacer algo tan raro como pueda. Voy a inyectar un poco del post-bebop del Art Ensemble of Chicago en esto. Para mí fue una oportunidad de escribir música muy emocional”, aseguró el autor en una entrevista con Vice.
Otras series infantiles que tuvieron éxito con el jazz fueron La Pantera Rosa y Don Gato y su pandilla, ambas emitidas desde los 60. Es oportuno decir que tuvieron éxito porque, más de 50 años después, la teleaudiencia sigue asociando al dibujo animado con la apertura musical, lo cual habla de lo arraigados que estos títulos están en la cultura popular.
Hablar de la universalidad que alcanzó el tema de The Pink Panter es hablar de su compositor Henry Macini y su amplia visión sobre la música de cine y del mundo audiovisual. Él creó un estilo muy sofisticado que no se encasilla en ningún tiempo y abordó a la perfección el drama y la comedia, así como el misterio y lo tangible. En esa misma línea aparece Hoyt Curtin, el autor de la música de Don Gato y su pandilla (Top cat), quien inyectó a sus composiciones mucho jazz de big band, un género al que lo tenía bien digerido desde su adolescencia. Su impronta es tan clara y audaz que uno fácilmente puede reconocerlo en las bandas sonoras de Los Picapiedras o Los Supersónicos.

Al ritmo de la contracultura

A fines de los 90, una chica sarcástica y cínica llegó a las pantallas de MTV para hablar de la cruda realidad adolescente: Daria. La serie se destacaba no solo por sus personajes femeninos intelectuales y fuera de serie, sino también por una banda sonora que reflejaba el rock alternativo de la época. La canción del inicio You’re Standing on My Neck es creación de la banda Splendora, que fue fundada a principios de los 90 pero no tuvo muchos éxitos más que la intro y algún que otro tema hecho para la serie. Daria narró los conflictos de identidad de los bachilleres con el pop-rock de la década, y con esto la audiencia tuvo un acercamiento a My Favourite Game de The Cardigans, I’m Afraid of Americans de David Bowie, etc.
Sobre el sarcasmo o la ridiculización de los hechos que suceden en el mundo sabe a la perfección Matt Groening, el ideólogo de una de las series animadas favoritas del público, Los Simpson. Con mucho humor y un fuerte sentido de la crítica, el programa abordó las características de la sociedad estadounidense a través de las vidas de Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie. Su emblemática secuencia musical de la apertura fue compuesta por Danny Elfman luego de que Groening le pidiera que hiciera una música bien retro o parecida a la tevé antigua.
El saxofón de Lisa y sus innumerables versiones se destacaron en los más de 20 años que el dibujo se mantuvo al aire. Incluso, esta apertura adoptó un inolvidable estilo punk-rock en la película de Los Simpson, que estuvo a cargo de la banda Green Day. Sin embargo, no es lo único a ponderar, ya que muchas canciones de bandas exitosas como The Rolling Stones, U2, Joy Division, entre otras, musicalizaron varios episodios de la familia de Springfield.

Música de culto

El anime siempre propuso un universo muy completo, no solo por las historias y personajes sino también por los efectos especiales y la selección musical que potenciaba el producto final. Así es como un dibujo animado como Caballeros del Zodiaco, originalmente llamado Saint Seiya, quedó grabado en la memoria colectiva de muchos niños y adolescentes.
Los Guardianes del universo se titulaba el primer opening en español de este anime, considerado un himno para la generación que creció con los guerreros y sus poderosas armaduras. Sin embargo, tiempo después se popularizó otra intro, Pegasus Fantasy, la cual fue elegida como una de las mejores de la historia.
Y si hablamos de temas que deben ser cantados de pie y con una mano en el pecho hay que mencionar a ¡Atrápalos ya! de Pokémon, Luz de luna de Sailor Moon, y Chala head chala de Dragon Ball, canciones que si bien tomaban una forma particular a partir de la región en la que se emitían los capítulos, conservaban los aires del pop-rock japonés de las versiones originales.
Lastimosamente, la televisión ya casi no incluye en su programación a estos dibujos animados que crecieron a la par de la audiencia que los veía. Sin embargo, plataformas como Netflix y Amazon Prime responden a la nostalgia de esta generación incluyendo muchos de estos títulos en sus grillas. Porque aunque ya no existan juntadas de barrio con sillitas en la sala, ni horarios para estar frente a la pantalla, queda la magia de las historias y sus soundtracks.
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