En setiembre celebramos 20 años del estreno de Memento, la segunda película de Christopher Nolan y la que lo catapultó definitivamente a jugar en grandes ligas. Un thriller de suspenso psicológico que logra que el espectador se sienta incómodo. Y un guión que mostraba a las claras la capacidad de su hermano Jonathan.
Texto: Luis Ríos Florentín
@nosoyunvampire
A poco del estreno de Tenet, el abanderado de la industria cinematográfica para la vuelta a las salas en la desescalada, vale la pena recordar los inicios de su director y porqué siempre se tiene la vara muy alta y la expectativa es amplia cuando se trata de Christopher Nolan. Y es que además, su primer gran éxito festeja dos décadas, así que es buen momento para rendirle tributo.
Memento estaba basada en el ensayo “Memento mori” que Jonathan estaba preparando. Los temas principales de la película son la naturaleza de la memoria, la identidad, el tiempo, el recuerdo inconexo, la realidad, la manipulación y la venganza. Todo contado de forma anacrónica y en flasback. Mucho de lo que ya sabemos que hacen los Nolan dos décadas después.
Ya en su debut con Following, Christopher dejaba en claro que el relato lineal no lo entretenía y que gustaba llevar al espectador lentamente al interior de la locura de sus protagonistas hasta que se sientan un integrante más de la trama.
Ahora bien, ¿qué pasaría si al día siguiente no recordaras absolutamente nada de lo que hiciste el día anterior? ¿Qué pasaría si tuvieras que repetir un montón de procesos como sacar fotografías o tener blogs de notas por todos lados?
Parece difícil de visualizar, pero Leonard Shelby, un hombre que tras un golpe sufre un trauma cerebral que le causa amnesia anterógrada, es incapaz de almacenar nuevos recuerdos, por lo que olvida lo que estaba haciendo después de unos minutos. Sin embargo, posee memoria sensorial y recuerda cómo realizar acciones cotidianas. Así comienza la hora y 53 en la que hasta los tatuajes son utilizados como recordatorio.
Si bien ya se notaba un presupuesto mayor en relación a su primer largo, (con los créditos de Following se puede armar perfectamente el árbol genealógico de la familia Nolan), aún distaba bastante de producciones como la trilogía de El Caballero de la Noche o Interestellar. Aun así, los casi 10 millones de dólares se transformaron en poco menos de 40 millones de la moneda norteamericana.
Un exquisito Guy Pearce interpreta a Leonard quien después del asesinato y violación de su esposa sufre de amnesia anterógrada, un tipo de amnesia en el que los recuerdos nuevos no se pueden guardar. Entonces, usa notas, fotografías y tatuajes para sustituir la memoria que le falta. Registra pistas para encontrar al asesino de su mujer porque espera obtener venganza. Sin embargo, la película también plantea la posibilidad de que ya lo ha hecho, pero sin poder recordarlo. Un conflicto precioso que le valió una nominación al Globo de Oro por Mejor guion y dos nominaciones al Óscar por su guion original y edición.
Carrie-Anne Moss y John Pantoliano que venían de hacer un hit con la primera Matrix completaban en trío que buscaba ayudar —y confundir— más a Leonard para lograr su propósito. El espectador vive la película como lo haría Leonard y se ve constantemente trastrabillando en su intento de entender el qué y de leer cual es la motivación de los dos.
Esta particular forma de contar la historia lleva al espectador, indefectiblemente, a experimentar una “transvivencia empática” con el personaje, enfrentándose incluso a los mismos problemas de percepción que Leonard durante las casi dos horas del filme. Por otro lado, el tiempo también es un desafío gracias a la utilización de una estructura temporal invertida, hecho que refuerza la empatía del espectador con el personaje.
A Natalie (Moss), los espectadores tienden a recordar en su aspecto más maligno y manipulador. Mientras que Teddy (Pantoliano) utiliza muchos trucos psicológicos para manipular a Leonard y sus acciones ponen en duda su credibilidad.
La alternancia entre notas, tatuajes e instantáneas nos permiten comprender la delicadeza con la que funciona nuestra memoria. El caos prima en la película como en nuestra cabeza cuando nos trae recuerdos y los mezcla en cuestión de segundos. Es por eso que podríamos afirmar tranquilamente que el protagonista principal es la mente humana.
Y es que la utilización de una compleja yuxtaposición narrativa produce que el espectador empatice con el protagonista y, con ello, genera la necesidad de reflexionar acerca de la importancia de la memoria y sobre cómo sería nuestra vida sin poder almacenar nuevos recuerdos.
Así pasó Memento y después se vinieron proyectos colosales como las Batman protagonizadas por Christian Bale; Interestellar, Dunkirk y por supuesto; Inception. Nolan también tiene películas que a pesar de no tener la misma difusión que las anteriores son piezas fantásticas como Insomnia o The Prestige. Recordemos que en Paraguay aún no están habilitadas las salas convencionales de cine, lo que no hace más que incrementar las ganas de ver Tenet.
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