La mayoría de las personas, hoy, coincide en que la vacuna es lo que único que podrá frenar la pandemia. Actualmente, hay casi 200 equipos trabajando en una cura, pero sólo nueve llevan la delantera. Estos son los tres datos que debemos conocer sobre los estudios inmunológicos contra el coronavirus.
Texto: Micaela Cattáneo

El desarrollo de la vacuna ocurrirá en tiempo récord

Para encontrar una vacuna efectiva y segura que contrarreste el avance del coronavirus Sars-CoV-2, los laboratorios deben realizar pruebas en cuatro fases: en la fase 0, o preclínica, se comprueba si la vacuna funciona en animales; en las uno, dos y tres el estudio es con seres humanos (empiezan con pequeños grupos de 20 a 100 voluntarios y luego, según las etapas, la escala va aumentando), donde se registran los posibles efectos secundarios del proyecto clínico. Por último, en la fase cuatro, la vacuna ya está aprobada, pero sigue siendo evaluada para mayor seguridad y eficacia.
Todo este proceso, generalmente, lleva entre cinco a 10 años, pero los expertos consideran que la vacuna contra el Covid-19 podría estar en 18 meses, si contamos desde el inicio de la  epidemia en Wuhan, a mediados de 2021. Si esto sucede, sin duda sería un récord científico, pero a la vez riesgoso, ya que los investigadores, en algunos casos, están ejecutando fases en paralelo para encontrar lo antes posible una respuesta a la emergencia sanitaria.

Hay nueve candidatas con avances importantes

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con fecha 25 de agosto de 2020, asegura que 142 vacunas candidatas se encuentran en fase preclínica, y otras 31 con evaluación clínica en humanos. Según la planilla de evaluación de la OMS, al 9 de septiembre, de estas 31, nueve están en fase tres.
El ensayo clínico que encabeza la lista es el de la Universidad de Oxford y la empresa farmacéutica AstraZeneca, que estima obtener los resultados primarios de un estudio basado en 30.000 participantes a principios de diciembre de 2020. Este proyecto utiliza una versión más leve del virus del resfriado común de los chimpancés para determinar los anticuerpos que generarían inmunidad contra la Covid-19.
Una vez que la vacuna de Oxford se apruebe, México y Argentina se encargarán de producirla y distribuirla en América Latina, excepto en Brasil, que tiene otros planes. El laboratorio argentino que tendrá a cargo esta tarea es el mAbxience, el cual trabajará “a riesgo”, ya que adelantará la fabricación de las dosis mientras el proyecto espera su aprobación en Europa. Así, ni bien la vacuna sea patentada, pueda ser distribuida lo antes posible en los países de la región.
El 14 de agosto, el Ministerio de Salud de Paraguay comunicó que no puede realizar compras directas de dosis debido a que está vigente la Ley 4.621, la cual dice que todas las vacunas de nuestro país deben ser adquiridas a través del Fondo Rotatorio, perteneciente a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que garantiza a los países miembros precios accesibles.
Además, si comprara de forma directa correría el riesgo de que en el proceso de estudio las vacunas no resulten cien por ciento efectivas, provocando grandes pérdidas de dinero. Por eso, la vía de adquisición es a través de Covax Facility, un mecanismo que está codirigido por tres organizaciones, entre ellas la OMS, el cual busca garantizar una entrega justa y equitativa de las vacunas para todo el mundo, ofreciendo dosis para al menos el 20% de la población de cada país.
¿Por qué es importante mencionar esto? Porque Paraguay accederá a las vacunas que Covax apruebe. ¿Pueden ser las de Oxford? Sí. Pero si alguna de las otras ocho candidatas resultase exitosa antes, entonces recibiremos a la primera que cumpla con todos los requisitos. ¿Cuáles son esas otras? La lista de evaluación de la OMS muestra a cuatro ensayos clínicos de China, tres de Estados Unidos y uno de Rusia en el top nueve de las vacunas que se encuentran más próximas a la meta. Para mirar en detalle el estado de cada una hay que ingresar a este enlace.

No se sabe cuánto durará la inmunidad luego de la primera dosis

La OMS aún no tiene una respuesta para esto. De hecho, en un documento relata que los ensayos clínicos están usando una, dos o múltiples dosis. Aún los científicos están investigando el número de semanas o meses entre una dosis y otra para saber si se requerirán más.
“Creo que nos faltará tiempo para evaluar esa respuesta inmunogénica”, comentó la bioquímica clínica ecuatoriana, Valeria Torres, a periodistas de América Latina en un foro virtual del The International Journalist’s Network (IJNet). Y explicó: “Por ejemplo, después de mucho tiempo se descubrió que, para la hepatitis B y A, uno debe volver a vacunarse en 10 años desde la aplicación de la primera dosis. ¿Cómo se descubre esto? Dejando pasar el tiempo y evaluando a quienes se vacunaron para saber si sus organismos siguen respondiendo a esa inmunidad”.
La especialista aseguró que la vacuna contra la Covid-19 será un camino por resolver en conjunto, donde de seguro se seguirán descubriendo cosas, ya que esta evaluación sobre la respuesta inmunogénica deberá hacerse a la par que avancen los ensayos clínicos. “Es muy difícil decir que la dosis aplicada durará seis meses o un año cuando todavía no ha pasado ese tiempo”.
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