Este miércoles, organizaciones indígenas de Paraguay y Colombia presentaron el informe “Impacto de la Covid-19 en los pueblos indígenas y los defensores y defensoras indígenas de derechos humanos en Colombia y Paraguay”, en el cual se desarrolla cómo el coronavirus afectó a los territorios indígenas, exacerbando las situaciones de vulnerabilidad, empobrecimiento, desigualdad, exclusión y discriminación, y la manera en que estas comunidades tomaron acciones y medidas para hacerle frente a la enfermedad.
Las respuestas de los gobiernos ante el Covid-19 han sido diversas, pero en general las medidas que han aplicado no han tenido en cuenta las realidades locales, ni han contado con la participación de los pueblos indígenas. En el ejercicio de su libre determinación y su autonomía, estos pueblos han puesto en marcha sus propias acciones de prevención y mitigación del virus, fundamentadas en sus formas de vida, sus culturas, sus modelos de organización, la conexión con sus tierras y los fuertes lazos comunitarios que mantienen.
El autoaislamiento y la restricción de las entradas y salidas de las comunidades fueron las acciones más comunes; asimismo, la aplicación de sus conocimientos y prácticas tradicionales, mediante el uso de la medicina tradicional y la celebración de rituales, para restaurar la armonía y el equilibrio; el fortalecimiento de sus prácticas agrícolas, y el desarrollo de actos solidarios de distribución de alimentos.
Además, las organizaciones indígenas han puesto en marcha en muchos casos sus propios sistemas de monitoreo para vigilar la propagación de la enfermedad y aportar datos para contribuir a la toma de decisiones y medidas oportunas. No menos importante, elaboraron y difundieron materiales en lenguas indígenas y distintos formatos con información sobre el virus y las formas de prevenirlo y mitigarlo.
En Paraguay, la pandemia no ha frenado las invasiones, atropellos, desplazamientos, hostigamientos y persecuciones que sufren las comunidades indígenas, donde el acceso y aseguramiento de sus tierras sigue siendo la principal preocupación. Durante la pandemia, las comunidades, amenazadas por una inseguridad alimentaria que se ha agudizado durante la cuarentena, han visto vulnerados sus derechos a practicar sus economías tradicionales y a vivir en un medioambiente sano.
Podés leer el informe completo haciendo clic en este enlace.
Fuente:FAPI.

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