El “efecto túnel” es un fenómeno visual que se produce a consecuencia de conducir a altas velocidades, tanta que el ojo no puede percibir nada de lo que está alrededor y el conductor siente que viaja dentro de un túnel.
¿Qué sucede durante este fenómeno? El conductor experimenta una reducción significativa en su visión periférica, lo cual le genera mayor fatiga al manejar e incapacidad de reaccionar de inmediato ante la presencia de un obstáculo. Es por esto mismo que el “efecto túnel” incrementa las posibilidades de que ocurra un accidente.
De 180 grados, ángulo de visibilidad común al conducir a una velocidad normal, se reduce a 30 grados cuando el conductor circula a una velocidad de 130 km/h, que es donde empieza a notarse el “efecto túnel”. Al alcanzar los 150 km/h, la visibilidad baja a 18 grados, y los riesgos de chocar aumentan.
Es importante entender cómo todo lo que queda fuera de este ángulo escapa de la vista del conductor y el peligro que esto representa no sólo para quien maneja sino para los que lo acompañan o para los demás autos que circulan en paralelo.
El “efecto túnel”, ¿puede ser evitado? Por supuesto que sí, y la única forma de hacerlo es moderando la velocidad y respetando todas las señales de tránsito, pensadas justamente para evitar accidentes a causa de los problemas de visión que puede presentar el conductor en ruta.
La ecuación no es difícil de comprender: a mayor velocidad, menor campo de visión y menor capacidad para detectar a tiempo riesgos y reaccionar. Por lo tanto, la solución es sencilla: moderar la velocidad y hacer caso a lo que dice el viejo refrán “es mejor perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto”.
Foto: Pexels.


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