Este género en auge tiene de oyente a un sector demográfico que se vale de los recuerdos para resistir al presente. ¿Por qué les atrae el sonido del pasado?
Los millennials somos una generación nostálgica. Lo escribo en primera persona del plural porque me incluyo en este grupo de personas nacidas entre principios de los 80 y finales de los 90 que añora su infancia y adolescencia, o más bien, la cultura que reinaba en esa época.
Soy de la generación que llamaba a sus amigos por línea baja y ahora piensa dos y hasta tres o más veces antes de marcar un número desde el celular, y de la que iba todas las tardes al cyber para abrir Messenger y ahora a cada tanto quiere correr de las redes sociales.
Pero también soy de la generación que no quería vestir lo que sus mayores le imponían y ahora se la pasa buscando prendas retro en tiendas vintage; de la que celebra un remake de un clásico del cine o la reedición de un álbum icónico de rock.
Somos eso: una generación apegada a su pasado pero consciente y servil a los cambios y la evolución del tiempo. En algún punto, para nosotros, lo que sucedió es un lugar seguro y lo que va a pasar más adelante, un destino incierto, o al menos que no sigue un orden.
Bien lo dijo el autor del libro Sobre la nostalgia, Diego S. Garrocho, “no hay nada más moderno que la nostalgia porque no hay nada más antiguo que el futuro”.
En los 80, por ejemplo, las bandas de rock incluían sintetizadores para alcanzar sonidos futuristas, hoy la tecnología imperante permite eso y más: como hacer que la música se escuche “antigua”. Este terreno, puntualmente, pertenece al Lo – fi, del inglés low fidelity, un género que se caracteriza por proyectar un sonido de baja calidad de grabación o con interferencias, como el que se escuchaba en los viejos reproductores de música.
Este estilo de composición es intencional en cuanto a que puede ser creado de forma casera con instrumentos obsoletos o, de lo contrario, con tecnología avanzada que ofrezca esta opción de “distorsión”.
“Hoy en día la tecnología te da la oportunidad de crear y transformar todo lo que puedas imaginar. Eso también significa que podés modificar un sonido hecho con tecnología de punta para lograr que suene a una época determinada. Esto se logra procesando cada uno de los sonidos emitidos por los instrumentos y analizando qué rangos de frecuencias son los que lo harían sonar ‘antiguo’ y con ruidos de fondo como el vinilo”, comenta César Kyb, compositor paraguayo de Lo-fi Hip Hop.
Para Kyb, el Lo-fi “más que un género, es una estética donde todo evoca a la nostalgia”, señala. Y explica: “A partir de esta estética nace el Lo-fi Hip Hop, que se caracteriza por ser minimalista y relajante justamente para que puedas pensar, inspirarte al escribir, estudiar o recordar algún momento de tu vida”.
El Lo-fi no es nostálgico porque sí, tiene una intención: transmitir una sensación de tranquilidad o bienestar para que, quien lo escuche, pueda realizar sus tareas cotidianas relajado y disfrutando del momento. “El sonido del vinilo es bastante dulce”, dice César, ilustrando la sensación que deja un estilo como este.
En muchos casos, este género se ha popularizado gracias a las estaciones de radio de YouTube, que durante 24 horas transmiten música Lo-fi sin parar. La estación más popular es la de la niña que estudia pegada a la vista de la ciudad que le ofrece su ventana. El canal se llama LoFi Girl.
Y capaz no te lo hayas preguntado, pero la imagen que ilustra la estación ya tiene una versión paraguaya.

La cultura, fuente de inspiración

El hip hop o rap es el género que más presencia tiene en el Lo-fi, sin embargo, puede desprenderse de cualquier estilo musical mientras incorpore a la nostalgia como eje de la composición.
“Para las composiciones se pueden usar partecitas de canciones que te gusten, ya sea de jazz, de algún videojuego que marcó tu infancia (como la canción de Pokemon que me mencionaste) y agregarle algo tuyo: pueden ser guitarras, bajos, percusiones o lo que sientas que encaje”, indica César.
“Asimismo, se pueden componer canciones desde cero, usando tus propios instrumentos y melodías, o bien usar sonidos de películas, audios o melodías de videojuegos. Todo lo que la imaginación dicte. Una vez lista la canción, se procesan los sonidos para que suenen antiguos”, añade sobre esta etapa creativa.
Como compositor de Lo-fi Hip Hop, considera que no hay reglas universales en el género, porque para él eso implicaría estar encasillado o limitado. Y este género es todo lo contrario: es libertad de expresión; libertad de creación.

Sobre el artista y su arte

César Kyb (@cesarkyb) es un compositor de 25 años que se destaca por ser uno de los pocos artistas paraguayos que incursiona en el Lo-fi. En esta oportunidad, nos cuenta sobre sus inicios y proyectos en el género.
¿Cuándo y cómo te empieza a interesar el Lo-fi?
Empecé a mediados de 2018, cuando descubrí este estilo explorando canciones en Internet. Me llamó bastante la atención porque me provocó un cierto tipo de conexión con mi interior y me hizo comprobar que se puede provocar algún tipo de emoción en el oyente sin necesidad de emitir palabra.
Durante todo ese año, empecé a experimentar con el género, tuve errores y frustraciones, pero en 2019 me animé a lanzar un álbum que mezclé y mastericé yo mismo, lo titulé Uncertainty.
Como era un estilo que casi nadie conocía, no esperé muchos resultados. Simplemente quería inmortalizar varias emociones que venía guardando de esa época. Finalmente, ese álbum tuvo muchos comentarios positivos, y eso me motivó a seguir componiendo. Hoy, trabajo con un estudio de Buenos Aires, Argentina, donde mezclo y masterizo mis canciones.
Lo-fi es sinónimo de sonido “viejo”, ¿qué músicas o referencias uno encuentra para inspirarse y crear ese sonido?
Uno como artista tiene el poder de encontrar inspiración en lo que sea que vea del mundo. Siempre habrá un sonido o un color en la paleta que describa la emoción que uno está transitando en el momento, y de esto puede surgir una bella melodía. Siempre digo que la mejor forma de inmortalizar un sentimiento es volverlo canción.
El Lo-fi se popularizó bastante en esta última década y ya podemos encontrar artistas referentes alrededor del mundo, pero uno de los principales impulsores e íconos del estilo es el ya fallecido artista japonés, Nujabes.
¿Qué podés contarnos acerca de tu proyecto musical?
El primer álbum que lancé fue Uncertainty en el 2019. La canción homónima de ese álbum tuvo un videoclip que fue dirigido por Samu Cardo y producido por Rhyno Films, el cual está disponible en YouTube. Es un hermoso trabajo, bastante metafórico y tiene mucho simbolismo.
Luego de ese arranque, en el 2020 lancé un sencillo de nombre Serendipia. Fue una época en que, después de mucho tiempo, volví a sentirme feliz y decidí volcar ese sentimiento en una canción.
A principios del 2021, lancé otro sencillo, titulado Last Night, el cual cuenta con la colaboración de dos artistas internacionales: Emedy de Inglaterra y Vinny MF Beatz de Sudáfrica. Ese lanzamiento fue muy significativo para mí porque de pasar a grabar canciones en mi casa, terminé trabajando con artistas de otro continente, algo que jamás pensé que me pasaría.
Todas estas canciones que mencioné están disponibles en todas las plataformas musicales. Actualmente me encuentro trabajando en nuevas canciones para mi próximo álbum.
¿Qué es lo que más te gusta del Lo-fi?
La libertad a la hora de componer, porque no existe esa presión de cumplir ciertos estereotipos sonoros, sino que simplemente es dejarse fluir.
Si bien el Lo-fi es un sonido que evoca al pasado, ¿cómo creés que evolucionará con los años?
Creo que hay cada vez más personas que prefieren composiciones de calidad antes que sonidos de calidad. Es decir, para mí una canción es como un producto, como el vino por ejemplo, en algún punto te vas a cansar de tomar siempre el mismo vino y vas a querer probar otras marcas. Uno como artista, sabiendo eso, debe tratar siempre de ofrecer el mejor producto para la audiencia, que en este caso sería la canción, y muchas veces eso no se logra con solo tener un sonido de estudio profesional, sino intentando transmitir y generar alguna emoción en la persona que te está escuchando del otro lado.
Eso nos da una idea del porqué un género instrumental como el Lo-fi pudo evolucionar tanto en tan poco tiempo.
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