Cada 23 de junio se celebra el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, una fecha que sirve para concienciar a nivel mundial sobre el espacio que han conquistado las mujeres dentro del campo de la ingeniería, históricamente ocupado por hombres.
Nathalia Ochoa es ingeniera en informática, una carrera que siempre le ha llamado la atención. “Cuando era niña se decía que la informática nos ayudaría a cambiar o mejorar nuestras vidas. Eso me parecía tan novedoso. En aquel entonces, tenía mucha curiosidad por conocer y aprender cómo eso sería factible. Hoy en día, es una realidad: la tecnología ha tomado un rol fundamental en nuestra forma de vivir, trabajar, etc.”, comenta.
El Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería fue promulgado para celebrar el trabajo y los logros de las mujeres ingenieras, con el fin de romper con la creencia de que solo los hombres están preparados para este campo. “Lastimosamente, aún está muy arraigado el machismo en esta profesión, donde todavía muchos creen que solo por ser mujer tus conocimientos no valen”, expresa.
Y continúa: “No fue mi caso, me tocó trabajar con personas muy buenas que me dieron y me siguen dando la oportunidad de crecer como persona y profesional, sin embargo, todavía es un sector donde se ven más hombres que mujeres, y derribar esa desigualdad sigue siendo el mayor desafío dentro de la ingeniería”.
Nathalia reafirma el mensaje de que las mujeres “somos capaces de hacer todo”, más allá de las dificultades propias de cada ocupación. “Es un tabú eso de que la ingeniería es un terreno solo para hombres. Hay que animarse a incursionar en otras áreas, como la electromecánica, la automotriz, etc.”, reflexiona.

El apoyo de la familia

Su familia ha cumplido un rol fundamental en su carrera, especialmente su madre. “Soy hija de Ana María. Ella es mi ejemplo a seguir porque me ha enseñado desde que tengo uso de razón que uno puede lograr todo lo que se proponga con esfuerzo y dedicación”, relata. Tiene dos hermanas y un hermano, y un esposo que la acompaña en cada paso que da.
Ochoa también es fanática del mundo motor, esta también, una pasión que lleva en la sangre. “Mi familia siempre fue apasionada de las motos. Mi papá era corredor de motocross y nos llevaba a sus carreras cuando éramos chicas. Desde los 9 años hasta los 15 más o menos trabajé en el taller de mi papá, ahí aprendí muchísimo acerca de las motos y siempre soñaba con tener una propia. Luego, comencé a interesarme por los autos, empecé a leer mucho y a conocer sobre los motores y su funcionamiento. Siempre digo que, cuando me jubile, voy a dedicarme a la mecánica”, comenta.
Desde este espacio, también busca visibilizar y destacar el trabajo de las mujeres en áreas que tradicionalmente han sido ocupadas por los hombres. “Formo parte de un grupo de chicas que anda en motos, se llama “Kuña Moto Ari”, y me estoy preparando para participar este año en la carrera de motos 125cc que organiza la AMVP”, concluye, consciente de que su voz, hoy, es inspiración para otras mujeres.

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