Los fanáticos de la historia podrán hacer un viaje en el tiempo al hospedarse en este búnker de la Segunda Guerra Mundial convertido en una casa de huéspedes.
Construido por las tropas alemanas durante el conflicto bélico ocurrido entre 1939 y 1945, el búnker fue restaurado y acondicionado por su dueño, Serge Colliou, como una casa subterránea.
El hombre compró un terreno en Saint-Pabu, en la costa bretona, en Francia, donde todavía hay búnkeres de hormigón semienterrados a lo largo de las playas de arena donde alguna vez fue un frente de guerra.
Durante 18 meses, Colliou desenterró y renovó la estructura de 400 metros cuadrados, convirtiéndola en un alojamiento para hasta ocho personas, con bar y sala de estar, pero conservando siempre su esencia.
“Queríamos dar una segunda vida al edificio, así que no vamos a vivir en el pasado para siempre. Hemos mantenido algunos aspectos, sabes dónde estás, hay huellas históricas, pero esto tampoco es un museo”, dijo en una entrevista con Reuters.
En este búnker se conservan cascos, reproducciones de armas y carteles en las paredes de la época. Desde su apertura al público hace un año, alemanes y franceses se han hospedado en este sitio cargado de historia.
La preservación de estos monumentos subterráneos se está empezando a expandir en otras zonas como Saint-Nazaire, La Rochelle, Brest, etc. “Estamos empezando a preservar esos famosos búnkeres y es algo bueno, pero no podemos salvarlos todos”, dijo Herve Farrant, especialista en búnkeres y autor que empezó a explorar las estructuras en la década de 1980.


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