Estilo de vidaLa idea de que si estás empapado de sudor durante tu rutina de entrenamiento significa que estás quemando más calorías es un mito, uno que incluso lleva a muchos a utilizar fajas o abrigos.
Lo cierto es que el cuerpo regula su temperatura de forma natural mediante la sudoración y su función principal es ayudar a enfriar el cuerpo, según una investigación de la revista Temperature Medical Physiology and Beyond.
Transpirar mucho significa más bien que te estás esforzando y eso requiere energía extra, pero no quema calorías ni es una señal que estás adelgazando. Lo que sucede es que al sudar el organismo regula la temperatura corporal y lo hace liberando agua y sal, que se evaporan para ayudar a refrescar el cuerpo.
Sudar en sí no quema una cantidad medible de calorías, pero debes saber que transpirar suficiente líquido hará que pierdas peso en agua, sin embargo, es solo una pérdida temporal. Al beber y comer nos rehidratamos y recuperamos inmediatamente cualquier peso perdido.
Si sudas en exceso puedes deshidratarte, y esto provoca un menor rendimiento físico, porque al perder mucho líquido nuestras funciones fisiológicas y cognitivas se ven seriamente afectadas. Así que, ante todo, es necesario tomar precauciones y evitar el uso de fajas o abrigos para hacer ejercicio.
Estos métodos solo logran eliminar agua, lo que puede provocar que el cuerpo se deshidrate. Sudamos cuando nos deshidratamos y por eso se recomienda no hacer ejercicio con mucha ropa ni en un ambiente muy caluroso.
¿Qué causa la sudoración?
Se trata del mecanismo que pone en marcha nuestro cuerpo cuando su temperatura sube demasiado y en un esfuerzo por mantener al organismo en óptimas condiciones, el cerebro activa las glándulas sudoríparas de nuestra piel y estas empiezan a liberar agua con azúcares, sales minerales y productos de desecho generados en la descomposición de los nutrientes de la comida.
La humedad del sudor se evapora y se lleva consigo parte del calor, así baja la temperatura del cuerpo. De hecho, determinadas situaciones hacen que sudemos más, por ejemplo si hace calor o hay más humedad, y no todos transpiramos al mismo ritmo. Algunas personas sudan más por una cuestión de genética, de costumbre o de nivel de forma.
Cuando estás haciendo actividades físicas intensas, probablemente empezarás a sudar en algún momento porque estarás elevando la temperatura de tu organismo. Si el sudor es resultado del esfuerzo, es una señal de que estás dedicando mucha energía y por tanto consumiendo grasas de tu cuerpo.
En cambio, si para aumentar el sudor estás aplicando trucos como entrenar en un sitio donde hace calor de por sí o utilizas prendas que dificultan a tu cuerpo la liberación del calor que le sobra, eso no significa que estés quemando más calorías.
Es importante saber que la grasa corporal no se quema o se derrite, más bien es liberada por las células grasas del cuerpo para proveerle de energía, ya que nuestro metabolismo descompone esa grasa en dos partes: ácidos grasos y glicerol. Cuanta más energía necesitamos, más grasa pide el cuerpo a esas células y es así como realmente perdemos grasa corporal, que es diferente del que nos hace sudar.
El riesgo de deshidratarse
Si nos esforzamos por sudar todo lo posible durante nuestra serie de entrenamiento y no reponemos líquidos para sustituir los que estamos perdiendo, podemos deshidratarnos y afectar nuestra salud.
En los casos más leves, la deshidratación causa una intensa sensación de sed, que es como un aviso del cuerpo que necesitamos tomar agua. También se presenta como dolor de cabeza y leve sensación de mareo que normalmente se contrarresta al reponer los líquidos que nos faltan.
La deshidratación severa tiene efectos más graves, por ejemplo se puede nublar la vista, sentir un intenso cansancio corporal y necesidad de dormir, tener necesidad de vomitar, sufrir desmayos o desvanecimientos, incluso puedes terminar en un hospital. Por eso, lo recomendable es reponer el agua perdida simplemente hidratándonos durante nuestras actividades físicas.
