Algunas personas evitan llorar, pero la realidad es que se trata de un mecanismo del cuerpo para liberar diferentes emociones y relajarse. Te contamos por qué a veces es mejor soltar algunas lágrimas y después seguir.
“El llanto, a más de ser un proceso fisiológico de depuración orgánica ante las emociones intensas, es también un medio de comunicación. A través del llanto podemos comunicar nuestras emociones”, afirma Lucrecia Maldonado en su artículo “Las lágrimas: ese misterioso país”.
Llorar es una señal de que el cuerpo está reaccionando a algo. Al dejarse llevar por las ganas se puede aceptar las emociones que, tal vez, no se hayan reconocido, explica Shannon O’Neil, psicóloga y profesora adjunta de Psicología en Mount Sinai, Nueva York.
Sistema nervioso
El desahogo activa el Sistema Nervioso Parasimpático, encargado de mantener al cuerpo relajado y proporcionarle el descanso luego de realizar esfuerzos. El SNP tiene diferentes reacciones en el organismo, y esto actúa directamente en los niveles de estrés y regulación metabólica. Es por esto que después de llorar una se siente relajada y hasta con ganas de dormir.
Disminuye el estrés
En momentos de tensión, angustia, enojo, entre otras emociones negativas, el cuerpo libera grandes dosis de hormona cortisol. Este químico que genera el cuerpo es eficiente en dosis moderadas, pero cuando hay un exceso puede hacer que el cuerpo se inflame, además de generar mucho estrés. Cuando una persona llora, los niveles de cortisol disminuyen y se activa la producción de serotonina, oxitocina, endorfina, hormonas de bienestar.
“Justo antes de comenzar a llorar, tu respiración y tus latidos aumentan y entonces tu cuerpo comienza a calmarse”, dice Laur en Bylsma, profesora adjunta de Psiquiatría y Psicología en la Facultad de Medicina de University of Pittsburgh.
Salud ocular
Además de los beneficios emocionales, ayuda a mantener los ojos sanos porque las lágrimas limpian la córnea. Los ojos necesitan mantenerse húmedos y el llanto posee enzimas y anticuerpos que combaten las infecciones, explica Deborah S. Jacobs, profesora adjunta de Oftalmología en la Facultad de Medicina de Harvard.
“Las lágrimas tienen componentes inmunitarios, por lo que quienes no las producen son más propensos a tener problemas”, afirma Valerie I. Elmalem, especialista en oculoplastia en el New York Eye and Ear Infirmary de Mount Sinai, en Nueva York.
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