Ben Wilson pinta los chicles pegados y tirados en el suelo o las columnas, como una forma de activismo para transformar la basura de la ciudad en arte reciclado.
Ben Wilson (58) ya venía realizando obras de arte hace varias décadas. Una de sus mayores preocupaciones era la cantidad de basura que la gente generaba en las ciudades y debido a ello, se retiró hacia el interior, trabajando en esculturas que las realizaba incorporando basura: colillas de cigarrillo, latas, etc.
Además, realizaba graffitis en carteles comerciales, pero como eso siempre estaba cerca de transpasar los límites de la ley, encontró una forma de superar esa barrera de hacer arte en la calle con un propósito. Los chicles tirados en el suelo, pertenecían a quienes los tiraban, entonces empezó a pintarlos.
“Es triste ver el impacto que los seres humanos pueden tener en el medio ambiente y la cantidad de desechos que producimos. Me parece bien poder crear algo. Es la persona que tira el chicle la culpable de la degradación. Yo transformo el desecho en arte, es una forma de reciclaje”, mencionó en una entrevista.
Ben Wilson en un día normal de trabajo, en las calles de londres.
Comezó a pintar los chicles en 1998, pero no fue hasta octubre de 20014 que decicidió trabajar en ese proyecto a tiempo completo. Ahora, una figura local urbana reconocida, cuando se ve a un hombre apoyado en una manta pintando en suelo con sus materiales alrededor. El lienzo, la goma de mascar en las calles, le permitió hacer pinturas en miniatura en cualquier lugar de Londres para él o para cualquier otra persona sin tener que obtener permiso, así como trabajar de la manera espontánea que siempre ha atesorado.
Wilson vive con su pareja y tres hijos en Muswell Hill, y se mantiene de colaboraciones con otros artistas y galerías. Allí, después de que muchas personas le pidieran que pintara un cuadro para ellos o un ser querido, se involucró profundamente en la vida de los residentes del área. “Conozco a muchos comerciantes, barrenderos y policías locales. Mientras camino por la calle, cada pocos pasos pienso en una foto que tengo que hacer para alguien. Me hace sentir más cerca del lugar y la gente”, explica.
Además, señaló que espera que su trabajo fomente en los demás la conciencia de su entorno y les dé a los niños un sentido de conexión con su ambiente local, algo que cree que la gente tiene menos en estos días. Sus obras pueden verse desde la parte norte de Londres, Barnet High Street hasta Saint Paul’s Cathedral, pasando también por el reconocido Millenium Bridge.
Las obras de arte de Wilson, en el Millenium Bridge, Londres.
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