Murió el sábado por la noche a causa de una neumonía a sus 89 años. El mundo de la literatura, el cine y las artes se lamentan la pérdida del escritor británico que fue el referente de la complejidad en la literatura de espías. Se nos va un poco del siglo XX con él.
Por: Jazmín Gómez Fleitas
David John Moore Cornwell era su nombre real, con el cual nació en 1931. John Le Carré fue su seudónimo, su velo para mantener el anonimato ya que el MI6 lo había reclutado cuando ya se desempeñada como profesor en Eton.
Había estudiado alemán, algo transgresor en la época, pero era por su lado romántico y seducido por la Literatura. Habrá ayudado esta formación, entre otras cosas, para que lo reclutara la agencia de servicios secretos británico.
Su primera novela fue Llamada para el muerto en 1961, publicada cuando él tenía 30 años. No fue un agente de campo, sino oficinista y ante esa frustración, empezó a escribir sus novelas, con información de primera mano. Si por algo es conocido el autor, es por su rigor y análisis político.
En esta historia ya aparecía quién sería el hérore de muchas de sus narraciones: George Smiley, inmortalizado por Gary Oldman. Y aunque su carrera como espía concluyó abruptamente cuando cuando fue uno de los muchos agentes británicos que quedaron al descubierto cuando el traidor Kim Philby, reclutado por la Unión Soviética a principios de 1930 expuso sus identidades, él siguió escribiendo.
El tercer libro de John Le Carré, El espía que vino del frío, fue el que consolidó su reputación y le permitió dedicarse a la escritura a tiempo completo. En 1974, su libro El Topo se basó en la historia del británico Philby que desertó a Moscú, quien quizás fue el agente doble más importante del siglo XX. Y de hecho, su influencia también puede verse en el cine, ya que varias de sus novelas fueron adaptadas.
Al escuchar de las noticias de su partida, Gary Oldman señaló: “Para mí, John Le Carré fue muchas cosas. Por supuesto, fue un gran autor, el verdadero dueño de la novela seria, adulta, complicada y de espías; en realidad era dueño del género... Fue generoso con su creatividad y siempre un verdadero caballero”.
Así mismo, la escritora de El cuento de la criada, Margaret Atwood, dijo que las novelas que involucran a su personaje George Smiley “son claves para comprender la mitad del siglo XX”. Y Stephen King describrió: “este terrible año ha reclamado a un gigante literario y un espíritu humanitario”.
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