Volvimos a redescubrir el calor de hogar. Nos refugiamos en su confort y seguridad ante tanta incertidumbre externa. ¿Cómo lo buscaste este año? Dimos con tres maneras en la que probablemente le devolvimos el protagonismo en nuestras vidas.
Por: Jazmín Gómez Fleitas
En el 206, la palabra “hygge” fue finalista para ocupar el lugar de “la palabra del año” del Diccionario Oxford, pero no fue la ganadora. Este término danés, en una traducción cercana pero que cuesta mucho ser precisa, sería algo como: una cualidad de intimidad y convivencia confortable que engendra una sensación de satisfacción o bienestar.
Para Meik Wikking, escritor de libros y presidente del Happiness Research Institute en Copenhague, una imagen que señale “hygge”, por ejemplo, puede ser reunirnos con quienes amamos en una atmósfera íntima y relajada. Para los suizos, puede ser comer un pedazo de una torta deliciosa pero sin caer en la glotonería, o una cena con amigos pero que no requiera ser lujosa o formal; evitar los extremos.
Entonces, ¿qué es confortable? ¿Tenemos las mismas definiciones? Lo que quizás para uno sea, para otros no. Por eso este año, creo que hygge, fue la palabra del año. El 2020 en el que buscamos refugiarnos en eso que nos daba esa sensación acogedora, de seguridad. Ya sea que vivamos solos, en pareja, con amigos o con nuestras familias, lo buscamos a nuestra manera.
Pijamas. Se vendieron más que años anteriores, nacieron varios emprendimientos que los ofrecían y sin duda, la ropa cómoda también ganó terreno. Los pijamas y joggings, sudaderas, buzos, fueron tendencia mundial, y cuánto más cómodos, más apreciados. También porque muchos vivieron el paso de ser oficinistas al home office, y en medio de tantos cambios en la rutina debido a la pandemia, buscamos crear nuevos hábitos.
Cocina. Más tiempo en casa, también fue un puntapié para que muchos se animaran a cocinar algo por primera vez, a probar una receta que siempre quisieron o comer mejor y aprovechar estar en el hogar para las horas en las que no solíamos estar. Quien les escribe, se animó a hacer brownie versión fudge o americano, y ahora ya es fan de los brownies caseros y humeditos. Otros amigos probaron hacer pan casero, dulces, asado, etc. Ni qué decir, de la posibilidad de preparse un café o la merienda en casa. Esas pequeñas satisfacciones diarias que nos desestresan.
Decorar, redecorar y organizar. También fue um impulso para tirar los “cachivaches”. Para desprendernons de la acumulación, para reordenar cajones y espacios, para donar eso que “no nos hacía feliz” o que ocupaba lugar y nunca más se iba a usar. De seguro, muchas casas ahora nos agradecen haber pasado más tiempo y poder ver las cosas que antes no veíamos, arreglarlas, alindarlas; ya que antes sólo llegábamos para bañarnos y dormir.
Y vos, ¿cómo buscaste tu “hygge” este año?
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