El calendario deportivo se ha visto sacudido y revolucionado como nunca en tiempos de paz debido a la pandemia del covid-19: tras un 2020 plagado de eventos aplazados, cancelados o seriamente afectados, el año 2021, que será olímpico debido a las circunstancias, puede servir para iniciar la recuperación.
Los Juegos Olímpicos de Tokio y dos citas grandes del fútbol como la Eurocopa y la Copa América: todos estos eventos debían tener lugar en 2020 y fueron reprogramados para 2021.
Las miradas se dirigirán sobre todo a esas competiciones, con una pregunta que todo el mundo se hace: ¿podrá ser una auténtica fiesta popular que permita el reencuentro del deporte con sus aficionados como en los mejores tiempos?
Criticados frecuentemente por su coste, su impacto medioambiental o la opacidad de los procesos de elección de sede, los grandes eventos deportivos han visto cómo el año 2020 les ha señalado como potenciales focos para la infección por coronavirus por su tendencia a la aglomeración de personas en un espacio reducido.
La ida de los octavos de final de la Liga de Campeones de fútbol entre Atalanta y Valencia, el pasado 19 de febrero, fue considerado uno de los focos para la rápida propagación en Italia y luego en Europa de la enfermedad.
Una vez que el covid-19 fue declarado pandemia quedó rápidamente claro que los Juegos Olímpicos de Tokio no podrían tener lugar en 2020 y fueron reprogramados del 23 de julio al 8 de agosto de 2021, mientras que los Juegos Paralímpicos se vieron desplazados al 24 de agosto-5 de septiembre de ese año.
La Eurocopa de fútbol y la Copa América se retrasaron también un año, a junio y julio de 2021.
Otras grandes citas de 2020 fueron canceladas, como el torneo de tenis de Wimbledon, y algunos decidieron cambiar sus fechas: el Tour de Francia de ciclismo pasó a disputarse en agosto y septiembre, mientras que el tenis en Roland Garros pasó de su habitual primavera parisina a septiembre y octubre.

Precariedad financiera

El año 2020 ha sido desestabilizador para los deportistas.
De los confinamientos y restricciones a la práctica deportiva de los primeros meses de la pandemia, que fueron diferentes según los países y que a menudo conllevan un parón de las competiciones, se pasó a una nueva normalidad, con un calendario deportivo en ocasiones sobrecargado para la segunda mitad de 2020, especialmente en los últimos meses.
Todo ello en medio de un contexto de precariedad financiera para muchos deportistas, víctimas de la crisis general y de las estructuras de sus disciplinas.
El Comité Olímpico Internacional (COI) desbloqueó a mediados de mayo una partida de 150 millones de dólares para las federaciones internacionales y los Comités Olímpicos Nacionales, mientras que la FIFA ofreció 1.500 millones de dólares en subvenciones y préstamos.
De forma paralela, las instancias se lanzaron a una carrera de fondo, la de preparar una batería de posibles escenarios para los grandes eventos de 2021, dependiendo siempre de la evolución de la pandemia.
En ese punto, la atención se focalizó en Tokio.
Photo by CHARLY TRIBALLEAU / AFP.
Se sabe que serán unos Juegos menos fastuosos de lo previsto, después de que el aplazamiento haya disparado el presupuesto, que ahora es de 16.000 millones de dólares. Respecto al anunciado hace un año es 2.800 millones de dólares más elevado.
Los organizadores han reducido el número de invitados, han suprimido varias ceremonias y han cortado gastos en varias partidas, como las mascotas y la pirotecnia, informó AFP.
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