Alrededor de cuatro tazas pequeñas de café se considera seguro para la mayoría de los adultos, aunque la sensibilidad de cada persona a la bebida varía y tu cuerpo está preparado para advertirte cuando es demasiado.
A continuación, descubrimos algunos de los signos reveladores de que se está consumiendo demasiada cafeína.
1. Mayor ansiedad
“Cuando consume demasiada cafeína, su presión arterial aumenta”, dice la Dra. Erika Schwartz, especialista en medicina preventiva de Nueva York. Esto puede provocar sentimientos de ansiedad, nerviosismo y un ritmo cardíaco más rápido. Debido a que la cafeína acelera su sistema nervioso central, puede desencadenar una mayor liberación de adrenalina que puede causarle nerviosismo o miedo.
2. Problemas para dormir
Debido a su impacto en el sistema nervioso central, la cafeína puede evitar que te duermas, te quedes dormido o que alcances un estado REM profundo. Dado que se necesita un promedio de cinco a seis horas para que la mitad de la cafeína que consume se elimine de su cuerpo y aproximadamente un día para que se elimine por completo su sistema, es mejor consumir una cantidad moderada de cafeína temprano en el día para asegurarse una noche de descanso.
3. Dolores de estómago
Debido a que es tan ácido y, por lo tanto, tiene propiedades laxantes, el café (y la cafeína que contiene) también afecta su intestino. Esto puede causar acidez, calambres, indigestión, náuseas y diarrea.
4. Micción frecuente
La cafeína puede actuar como un diurético suave, lo que significa que puede causar deshidratación. Si está tomando una taza de café, intente comer un bocadillo de antemano o con la bebida para ralentizar el movimiento del líquido a través de su cuerpo.
5. Dolores de cabeza
Si bien el consumo moderado de cafeína a veces puede ayudar a aliviar el dolor de cabeza (es un ingrediente común en muchos medicamentos para el dolor de cabeza de venta libre), un consumo excesivo de cafeína habitual puede provocar dolores de cabeza duraderos a lo largo del día, ya que su cuerpo siente síntomas de abstinencia.
La doctora sugiere en un reporte a Well and Good: “cambiar una taza de café por un té sin cafeína” (o uno con menos cafeína al principio), optar por el descafeinado más tarde en el día y registrar su consumo diario para que pueda realizar un seguimiento de dónde y cuándo surgen los problemas.
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