Cada vez que vamos a usar el cargador para el celular o los auriculares -sí, para quienes no los tienen inalámbricos- los vamos a encontrar enredados. Aquí la respuesta de la ciencia.
Por: Jazmín Gómez Fleitas
A menos que los cables tengan los sujetadores o estén en esos organizadores que los mantienen bien compactos y separados, los cables se van a enredar. Es un hecho. Y la genialidad de la ciencia es que siempre encontraremos alguien que también se pregunte este tipo de cosas cotidianas.
Por ejemplo, esto se preguntaron los investigadores del Departamento de Física de la Universidad de California, en San Diego. La serie de pruebas que realizaron consistió en colocar cables de diferente grosor y longitud en una caja y agitarlas a distintas intensidades.
Cuanto más se sacudan los cables y durante más tiempo, más nudos encontraremos. Claro que esto depende de la rigidez y diámetro de los cables. Así que ya sabemos, siempre que estén a su suerte por ahí, solos o peor aúm, junto a otros cables van a terminar enredándose.
Gracias a este cuestionamiento, Dorian Raymer y Doug Smith, ambos del estudio anterior de la Universidad de California, ganaron un Ig Nobel; un premio estadounidense que se entrega cada año desde 1991 para reconocer los logros de diez grupos de científicos que “primero hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar”. ¿Será que habría algo más difícil de realizar que esto? Creemos que se merecen más destaque por ambos logros: hacer reír y lograr que se piense al respecto.
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