Las motos y el rock´n’roll componen un matrimonio que ya está por festejar sus bodas de hueso. Grupos de temática rutera y músicos aficionados a las motocicletas los hubo, los hay y los habrá. ¿Y si gracias a las motos, una banda decidiera salir del hiato para volver a tocar?
Por: Luís Ríos
Esto es algo que le pasó al dúo alemán The PictureBooks incluso antes de lanzar su primer disco Imaginary Horse. Habían entrado en una dolorosa -pero necesaria- pausa lejos de la música, en la que Fynn Claus Grabke (voz y guitarras) y Philipp Mirtschink (batería) se convirtieron en “reductores” salvando motocicletas de la chatarra. Juntos, cambiaron de rubro y así pusieron su creatividad en la construcción pesada de acero, grasa y carburadores.
“¡Las motocicletas nos salvaron la vida en ese entonces!”, afirma Grabke. Se dejaban fluir reconstruyendo ejemplares de Harley Davidson personalizadas e inspiradas en la música. Desde rock clásico y punk rock hasta garage rock y country clásico. Todo desde su taller. De hecho, los álbumes de The PictureBooks siempre se graban (en parte) en su propio garage, justo al lado del estudio real.
Los PictureBooks se describen simplemente como un grupo de un pequeño pueblo de Alemania. Philipp se mudó al pueblo de Fynn y se cruzaron por primera vez en un Skate Park. “Él tenía una remera de Black Flag y yo tenía una remera de Roxy Music. Nadie escuchaba ese tipo de música aquí. Entonces lo vi y dije que ‘tengo que ser amigo de este chico’. Yo era seis años más joven que él. Lo tomé con calma porque él no quería salir con un niño como yo”, recuerda.
Lentamente se fueron haciendo amigos a pesar de la diferencia de edad e iban todos los días a practicar skateboarding y quedarse después en la casa de uno de ellos. Ahí tomaban instrumentos y se ponían a tocar sin saber bien qué hacían. “Nunca aprendí a tocar un instrumento realmente, entonces solo bromeábamos haciendo cosas y de repente empezó a sonar bien. Nos gustaba el sonido y luego hicimos shows”, narra el cantante a VOS.
Para ese punto, buscaban hacer algo que los saque de su ciudad, que los lleve de gira y a viajar por el mundo. Querían conocer Sudamérica, recorrer toda Alemania y llegar a otros lugares en Europa. “La música nos abrió puertas y de repente estábamos haciendo 200 shows por todo el mundo antes de la pandemia. Estamos muy felices de haber dado ese paso. No tenemos mucho dinero, pero somos los más felices, que es lo más importante”, bromea.
Foto: Century Media Records.
La pausa, las motos y la pandemia
Quizás en el punto más frenético de su involuntaria y acelerada carrera, es que se dieron cuenta que necesitaban parar. Su amistad era más fuerte que cualquier otra cosa, por eso siguieron juntos. Solo cambiaron de sonidos. En lugar de hacerlo con instrumentos musicales, lo hacían con motores y la “composición” se convirtió en “construcción”.
“Las motos nos devolvieron a la música para ser honesto. Después de ser una banda durante mucho tiempo, pasando por todo tipo de etapas en su carrera, llegó a un punto en el que no se sentía bien y sentimos la necesidad de separarnos por un tiempo. Nos perdimos un poco en el desierto, construyendo y montando bicicletas”, relata Fynn.
En su casa, construyó el garage para motos (al lado del estudio) y la inspiración para hacer música regresó. “Allanó nuestro camino hacia donde estamos ahora”, resalta. Ya pasaron más de 10 años desde que ese juego con instrumentos se convirtió en un proyecto real. Y en plena pandemia, continuaron trabajando. La agrupación lanzó su trabajo más reciente The Major Minor Collective en octubre y la banda solo espera la flexibilización de las fronteras para volver a tomar la carretera sobre dos ruedas.
“Fueron tiempos locos para todos y eso hizo que todo lo que hayamos hecho en ese tiempo sea especial. Es ahí donde entra la creatividad y funciona mejor cuando son tiempos desafiantes. Entonces, fue muy interesante realizar este disco en este contexto”, cuenta Grabke. Para estos amantes de las dos ruedas, la creatividad necesita ser desafiada en el ambiente donde funciona mejor.
Como ejemplo dice que los humanos sintieron frío entonces encontraron una manera de controlar el fuego, eso es creatividad. “Tienes hambre entonces estás diseñando un sándwich que quieres comer. Hubo una pandemia y somos artistas, entonces teníamos que encontrar una manera de crear arte y estar rodeados de artistas en tiempos de distanciamiento social. Este álbum es eso. Es nuestra manera de controlar el fuego”, explica.
Foto: Century Media Records.
Las colaboraciones del último álbum
El álbum cuenta con un número significativo de invitados como Elizabeth “Lzzy” Hale (Halestorm), Chris Robertson (Black Stone Cherry), Dennis Lyxzen (Refused), Neil Fallon (Clutch) y Ryan Sinn (The Distillers). Todas estas colaboraciones son el resultado de experiencias que tuvieron en giras previas. “Son amigos nuestros o nos volvimos amigos en las giras. Aunque sea difícil de creer, la comunidad de músicos es pequeña, parece grande y es loco como parece que hay tantos (artistas), pero una vez que haces giras te das cuenta que somos todos lo mismo”, comenta Fynn Claus.
Solo era cuestión de enviar algunos correos (o mensajes de whatsapp) y las cosas fluyeron fácilmente. En el caso de Hale, es un caso especial por la admiración que le tienen y fue una sorpresa cuando aceptó participar. “Ella estaba haciendo un blog de compositores y no había hecho una canción en semanas. Nos dijo lo que estaba haciendo y que no estaba escribiendo canciones hacia un tiempo”, introduce.
Eso le generó dudas sobre incluirla porque no sabía si iba a poder trabajar con ellos, pero tan pronto como empezó a escuchar la canción se enamoró de ella. “Media hora después de haberla escuchado, nos envió la canción que finalmente salió en el álbum y nos dijo que se le abrieron puertas y empezaron a fluirle ideas. Estaba agradecida por ello y otra vez la música demuestra que es tan poderosa. Es muy loco”, valora.
Lo más gracioso –para ellos- de toda la experiencia es que compusieron, grabaron y hasta hicieron un videoclip con ella sin siquiera estar en la misma habitación o en una videpllamada. “Con tres correos electrónicos, la canción y el video estaban hechos, y la primera vez que hablamos y la vimos fue en una transmisión que hicimos en IGTV el día del lanzamiento del video”, recuerda Flynn.
Tanto ellos como la líder de Halestorm sienten que hubo una conexión a pesar de la distancia. “Ella nos dijo que, sin dudas, estuvimos en una habitación con ella, que en su mente no tiene dudas que esto no sucedió (las distancias y el aislamiento) y otra vez, es la música y su poder. Esto es arte y es lo que nos hace sentir tan conectados. Aunque estamos luchando, estamos conectados”, afirma.
Las tendencias
Hoy el rock clásico dejó de dominar las listas, de ser lo más pedido en las radios o lo más escuchado en las plataformas de distribución. Aun así, aparecen propuestas que quieren traerlo de vuelta con aires actuales y tratando de captar a un público joven. Sobre eso, Flynn menciona que todos tenemos algo en nuestro corazón y usamos a la música como herramienta para expresar lo que pasa dentro.
“Lo que escuchas ahora es algo que surgió de la nada y quizá es lo más honesto que salió porque nunca hubo una intención de satisfacer a un género o a los fans. En nuestro caso, siempre fue 100% nosotros. Mi opinión en esto es que, si hoy pones la radio, las cosas que escuchan los chicos son muy abiertas y sin tapujos”, reflexiona.
“Cuando nos dicen que hacemos blues, Philip y yo no sabemos por qué está en nuestro sonido, ya que ni siquiera sabemos lo que le define al blues. Nunca aprendimos a tocar un instrumento en nuestra vida. No puedo tocar un acorde de guitarra hasta este día y soy el guitarrista de esta banda”, reconoce.
Su estudio se encuentra a lado de un colegio y ven a los grupos de chicos integrados sin ningún tipo de discriminación o clasificación. “Hay una chica gótica a lado de un chico con estilo hip hop y una chica rockera. Están todos en un grupo pasando el rato. En mis tiempos andaban en grupos definidos, pero ahora todo está mezclado y es cool ver eso”.
Los desafíos del 2021
Comenta que hoy también los países están mejor y más conectados gracias a internet y la globalización. En este punto de cercanía, sostiene que el inglés es el idioma del mundo que nos conecta a todos. “En algunos países tienen la ventaja de tenerlo como primera lengua y en otros países como Alemania, lo aprendemos en la escuela y podemos hablar con gente de Paraguay, tenemos una conexión y podemos empezar a compartir cosas”, expone.
Por eso decidieron hacer música en ese idioma. “Teníamos que poder difundir nuestro mensaje y conmover a personas de todo el mundo sin una barrera de lenguaje. La música que escuchamos es en inglés, América fue mi segundo hogar por casi 20 años. California es mi segundo hogar y lo amo”, agrega.
Grabke es todo un trotamundos. “Estuve en España y conocí a muchos sudamericanos y mexicanos. Volví de Barcelona hace poco y amo el español. Tal vez nos animemos a hacer canciones en ese idioma. En cuanto al alemán, eso es para bandas como Rammstein, ellos lo hacen bien en alemán”, dice entre risas.
The PictureBooks tienen ganas de girar por Sudamérica. Todos los días reciben mensajes de fans que les piden que vayan. “Definitivamente es un lugar en el mapa que queremos descubrir. Estamos tristes porque nunca hemos tenido la oportunidad de viajar allá porque tenemos muchos amigos sudamericanos esparcidos por el mundo. Hemos leídos sus mensajes y estamos felices por eso”.
Y por ello, están en la búsqueda de salir de gira lo antes posible. “Creo que el siguiente desafío para la industria de la música son los shows en vivo, ya que no hubo conciertos. Lo que pasa ahora es que todo se multiplica a 100. Más shows que antes, más bandas, más álbumes, más canciones se lanzan y es la misma cantidad de gente que necesita ser conocida. Sean cuidadosos, hay demasiado y poco espacio para surfear esa ola”.
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