Crecimos vinculando el dar las gracias con los buenos modales, pero ¿sabías que ser una persona agradecida puede mejorar tu calidad de vida?
La gratitud va más allá de los buenos modales. Es un sentimiento complejo y, en los tiempos que vivimos, difícil de desarrollar. Es reconocer todo lo positivo que hay en nuestra vida y dejar de enfocarnos en aquello que anhelamos o nos falta.
“Si nos paramos a observar hay muchas razones por las que podemos sentir agradecimiento”, dice Ixi Ávila, coach de Inteligencia Emocional.
¿Cómo practicar el gratefulness y que se vuelva un estado natural? Al principio cuesta sentir ese gozo que brinda el agradecimiento, es como si nuestra mente solo se enfocara en aquellas cosas que nos preocupan, o esas metas que aún no logramos alcanzar.
Ser consientes de que despertar cada día es un milagro, de que tenemos a nuestros seres queridos cerca, trabajo, vivienda, aire en nuestros pulmones, son motivos suficientes para sentirnos afortunadas y agradecidas.
Hay dos tipos de ejercicios que la coach emocional, Ixi Ávila recomienda:
Escribí en un diario
“Puedes empezar la práctica de gratitud escribiendo. Por ejemplo, antes de dormir puedes escribir en el diario entre 3 y 5 razones por las que sientes agradecimiento por ese día”, explica Ixi. “Uno de los errores más comunes a la hora de realizar este ejercicio es que se convierte en una especie de ‘lista de la compra’ donde cada noche enumero las mismas razones por las que se supone que debería sentir agradecimiento, pero no conecto emocionalmente con nada.”
“Cuanto más específica sea la práctica de agradecimiento, más fácil será sentir la emoción.” ¿Un ejemplo? Pensar en las pequeñas cosas: “agradezco ese comentario que me ha hecho hoy mi pareja que me ha ilusionado, agradezco ese paseo que me he dado al sol, ese momento de descanso en el que he podido parar a meditar unos minutos, tomarme un té calentito y recargar las pilas, etcétera.”
O puede ser una carta
“Otro ejercicio que tiene muchos beneficios es poner la gratitud en práctica con los demás”, agrega Ávila. “A menudo, cuando agradecemos, lo hacemos de forma muy generaliza: ‘gracias por todo’ y tampoco nos paramos a conectar desde la vulnerabilidad. Por eso, recomiendo el ejercicio de la carta de la gratitud.”
La idea es que conectes con una persona hacia la que sientas agradecimiento. “Piensa en las acciones que esa persona tomó para enriquecer tu vida y escribe una carta en la que especifiques todo lo que sientes. Una vez que la tengas, y en la medida de lo posible, la idea es entregarla en persona y leerla en alto. Esto tendrá un efecto muy positivo tanto en la persona que lo recibe como en ti.”
¿En qué nos beneficia esta práctica?
Nos conecta con el presente y nos ayuda a valorar el “aquí y ahora”, se siente satisfacción y bienestar lo que deriva a fortalecer el sistema inmune. Aumenta la resistencia al estrés y mejora la calidad del sueño. Nos ayuda a liberar emociones negativas, a perdonar y perder la sensación de soledad.
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