Los circuitos cerebrales de dolor físico y emocional se superponen, y es cierto eso de que nos bajan las defensas cuando estamos atravesando un momento de tristeza o bajón en nuestras vidas. Te contamos qué medidas podés tomar y cómo responde el cuerpo.
Cuando lidiamos con bajones emocionales nos sentimos decaídas, sin ganas de nada, el mundo se pone gris y hasta se experimenta una sensación en el pecho que nos hace suspirar a cada rato. Podrán decir que es “algo mental”, pero varios estudios afirman que los desajustes emocionales impactan en nuestra tensión arterial y también afecta a otras partes del cuerpo.
Una investigación realizada por la Universidad Politécnica de Valencia confirmó que nuestro sistema inmune se ve perjudico con la tristeza y, en consecuencia, se corre más riesgos de padecer enfermedades, especialmente del tipo inflamatoria. ¿Por qué? Esto se debe a que los circuitos cerebrales de dolor físico y emocional se superponen en las áreas afectivas del dolor y la percepción somática, generando un impacto negativo en todo el cuerpo.
Si te pasó alguna vez de perder el apetito y hasta la sed cuando te sentías triste no es casualidad, un informe de la Consejería de Salud de La Rioja confirmó que esta emoción altera nuestro apetito, en algunos casos se da la inapetencia y en otros, la ingesta en exceso, especialmente de comidas chatarras.
En ambos casos nuestra salud se ve perjudica ya que la falta de nutrientes puede derivar a mareos y problemas mayores, así como la mala alimentación a aumento de peso, colesterol, hipertensión, entre otras afecciones.
Pensar y re-pensar aquello que nos pone mal aumenta los niveles de cortisol, es como revivir todo el tiempo aquello que nos desencadenó la tristeza, cuando esta hormona de estrés aumenta en exceso impacta en nuestros niveles de azúcar en sangre, la presión arterial y la calidad del sueño, según un estudio de la Universidad de Caldas, esto deriva directamente a cardiopatías.
Otro función importantísima que se ve alterada es la producción de serotonina, y no solo de manera momentánea, también influye a mediano y largo plazo. Por eso es que muchos especialistas recetan antidepresivos a personas que están atravesando momentos difíciles.
La tristeza es algo que a todos nos tocará enfrentar alguna vez, hay que entender que es un proceso que debemos atravesar, ser conscientes de cómo nuestro cuerpo se ve afectado y tratar de realizar actividades que nos ayuden. Aunque parezca que no hay, sí existen ciertas cosas que podemos hacer para mejorar este estado anímico.
Lo que podemos hacer para atravesarlo:
1.Cliché o no, aquella frase que dice: “si querés llorar, llorá” es real. Muchas personas tienen la costumbre de contener las lágrimas por creer que es un acto de debilidad, pero lo cierto es que tiene una función importante. Las emociones negativas hacen que nuestro cerebro se contraiga y la única manera de que libere este estrés rápido es llorando. Cuando lo hacemos nuestro cuerpo libera endorfinas, hormona que ayuda a que nos relajemos y sintamos alivio.
2.Otro modo de contrarrestar la tristeza es realizando actividades que te gusten, no vas a tener ganas, pero salí, obligate a hacer eso que te gusta, ya sea ejercicio, baile, o simplemente caminar y escuchar música, cuando nos movemos nuestro cuerpo genera reacciones químicas que nos favorecen.
3.Ver y/o hablar con tus amistades cercanas, familiares también te ayudará a liberarte de todo aquello que pesa, es cuestión de tener paciencia y no encerrarse, no tenemos dominio de lo que sentimos, pero si sobre nuestras acciones. Debemos aprender a ayudarnos a nosotras mismas para sentirnos lo mejor posible siempre.
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