Sin darnos cuenta, alguna vez usamos este tipo de comunicación con los bebés. Se trata de la manera amorosa que empleamos para hablarles cuando los vemos y nos llenan de ternura. La ciencia lo definió como “Maternés” y tiene muchos beneficios.
En términos concretos, se trata del “discurso dirigido al bebé” y no solo incluye la entonación y pronunciación de las palabras, también abarca la simplificación, onomatopeyas, gestos, expresiones y el contacto físico. Si bien ellos no entienden aún, no son indiferentes, suelen responder con miradas, sonrisas y gorgoteos.
Este tipo de comunicación no solo favorece y refuerza el vinculo con el infante, varios estudios han analizado el impacto que tiene el maternés (también conocido como paternés) en la comunicación y confirmaron que estimula el desarrollo de lenguaje y sirve como gancho social para el cerebro del bebé.
“Hace tiempo que sabemos que el uso del maternés se asocia con mejores resultados en el lenguaje. Creemos quefunciona porque es un gancho social para el cerebro del bebé: su tono alto y su ritmo más lento son socialmente atractivos e invitan al bebé a responder.”, explica Patricia Kuhl, codirectora del Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro (I-LABS), Universidad de Washington.
Los bebés de 14 meses de edad han producido más palabras que los que no recibieron este tipo de estímulo, para este resultado también influyó la entonación ya que es el reflejo de nuestras emociones y sentimientos, así lo confirma otra investigación realizada durante el 2018.
¿Cómo aplicar el maternés para favorecer el desarrollo del lenguaje?
Como explicábamos antes, generalmente el maternés fluye solo, es nuestra forma de comunicarnos cuando estamos llenas de amor y ternura, pero si decidimos hacerlo de manera consiente para estimular el habla del bebé podemos tener en cuenta estos puntos:
Las palabras deben ser breves y sencillas, al pronunciarlas debemos hacerlo de manera lenta y con un tono de voz diferente al nuestro, normalmente nos sale de manera espontánea un tono más agudo, también hay que incluir expresiones faciales que llamen la atención del bebé.
Para que el pequeño aprenda, hay que repetir reiteradas veces las mismas palabras haciendo énfasis en ellas. Con frecuencia sucede que los bebés repiten el “canto” o entonación de lo que estamos diciendo, es en ese momento donde hay que ser reiterativas.
En nuestro caso, el español es un idioma rico en tiempos verbales, por eso, es conveniente hablarles en tiempo presente, incluir diminutivos y onomatopeyas, por ejemplo: en vez de abuela, “abu”; biberón, “bibi”, etc.
Cuándo el bebé empiece a decir sus primeras palabras, por más que no las pronuncie correctamente, otro modo de estimularlo es contestando con frases compuestas, por ejemplo: Si el bebé dice “ete” y señala un juguete, se les pregunta: ¿querés tu juguete?, y se lo entrega.
Otro dato curioso acerca de este método es que también nos favorece a nosotras, cuando empleamos este tipo de comunicación, ya sea con niños o personas por las que sentimos mucho afecto nuestros niveles de dopamina, oxitocina y feniletilamina aumentan haciéndonos sentir bien.
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