Se trata de la acción involuntaria de frotar los dientes o rechinarlos, apretando la mandíbula con mucha presión. Generalmente se da a la noche y cuando se está durmiendo, aunque también puede suceder de día.
El bruxismo se da cuando una persona frota los dientes y genera un sonido que da mucha impresión, como si los dientes se fuera a romper en cualquier momento. Este tipo se denomina “nocturno” porque ocurre cuando la persona está dormida, y es muy difícil de controlar.
Por otro lado está el diurno, que se trata cuando la persona aprieta la mandíbula mientras está concentrada de manera inconsciente. Los especialistas lo asocian con los estados de estrés y ansiedad, también con sentimientos de frustración o ira.
Si bien esta patología no es peligrosa, a largo plazo puede presentar graves consecuencias. La primera está vinculada a los dientes, al morder con tanta fuerza y rechinar las piezas dentales se pueden romper, fisurar y el esmalte natural también se puede estropear. Por otro lado, también se puede sentir dolor en la mandíbula, cuello, oídos y fuertes cefaleas.
Cuando se toma conciencia de que tiene este “mal hábito”, lo mejor es consultar en primera instancia con un odontólogo, son ellos quienes pueden ofrecer un bucal adaptado que protegerá los dientes mientras se duerme o indicarán otro tipo de tratamiento en caso de necesidad.
Como esta afección está muy vinculada a los estados de ánimo, hay ciertas actividades que se pueden realizar para ayudar a gestionar la sensación de estrés y ansiedad, también para conciliar mejor el sueño.
Hábitos para gestionar esta acción involuntaria
1.En primer lugar hay que prestar atención a nuestra respiración y hacerlo de forma consiente. Lo recomendable es hacerlo por la nariz, ya que al tomar aire por la boca aumentan las posibilidades de complicaciones porque el aire no entra filtrado ni a una temperatura adecuada. Esto también ayudará a que la mandíbula esté relajada y en una posición natural a la fisiología.
2.El responsable de que apretemos y rechinemos los dientes tan fuerte es el músculo maxilar, si logramos relajar estos tejidos habrá menos presión sobre toda la zona. Debemos prestar atención a esos momentos que nos ponen bajo tensión y si es que estamos apretando la mandíbula. Para relajarla, también podes realizar un ejercicio simple:
-Apoyá la lengua sobre el paladar y dejala inmóvil, luego abrí y cerra la boca lentamente varias veces, podes ayudarte con el pulgar para subir y bajar el mentón. Podés repetirlo todas las veces que sientas necesario, esto te ayudará a estirar y relajar la zona.
3.Cuida tu postura, los hombros y la columna cervical, ya que están vinculados con la tensión acumulada en los músculos del cráneo. Cuando tenemos una buena ergonomía corporal prevenimos que se tensione todo nuestro cuerpo, se nos formen contracturas y también padecer bruxismo.
4.Ayudate a reducir el estrés con diferentes actividades, por ejemplo: el yoga, los ejercicios de respiración profunda, la meditación o realizar actividad física. Cuando mejor gestionemos estos estados de ánimo que nos desequilibran, menos probabilidad habrá de que rechinemos los dientes mientras dormimos.
5.El gymface es otra alternativa que te ayudará a relajar los músculos maxilares, además te proporcionará otros beneficios a nivel cutáneo. Lo ideal es que te tomes unos 5 a 10 minutos para masajearte el rostro y hacer un énfasis especial en la zona del cuello y la mandíbula.
6.Y por último, beber infusiones relajantes antes de irte a dormir. Muchas hierbas naturales ayudan a que nos relajemos a nivel físico y mental, cuando más promovemos esto, mejor higiene del sueño tendremos. Podes probar con la manzanilla, tilo, orégano, salvia y valeriana.
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