Si trabajas en atención al cliente, estas en contacto permanente con diferentes grupos de personas o simplemente llevas unas cuantas semanas con mucha actividad social, es natural que te sientas saturada y baja de energía: a esto se refiere la “resaca social”.
Quizás es algo que siempre padecimos, pero logramos notar luego del fin del confinamiento y el distanciamiento social. Es el agotamiento físico, mental y emocional que se produce luego de reiterados encuentros y reuniones con grupos de personas. A su vez, tiene algunos efectos negativos y te mencionamos cómo prevenirlo.
Cuando estamos con otras personas activamos nuestros sentidos. Prestamos atención a los alrededores, a lo que las personas dicen y hacen, todo nuestro sistema cognitivo se activa y también el cuerpo entra en movimiento, por lógica, cuando esto se prolonga sentimos agotamiento y una sensación de saturación mental.
Vale aclarar que no se trata de un diagnóstico o una afección, sino un modo de denominar una realidad social, además, le puede pasar a cualquiera, aunque las personas que son altamente sensibles, solitarias o introvertidas lo pueden padecer en mayor medida.
Además del cansancio, los indicadores que se está padeciendo este tipo de resaca son:
-Perder las ganas de salir, ir a reuniones o juntarte con amigas; especialmente luego de dos o tres acontecimientos seguidos.
-Molestias físicas. Pueden ser dolor de cabeza, mareos, sensación de estar saturadas de tantos estímulos; en ocasiones también se da de experimentar dolor de garganta o pérdida de la voz, especialmente si estamos en lugares donde hay que gritar para comunicarnos.
-Falta de concentración. Es difícil mantenerse en el tiempo presente, abiertas y receptivas a los demás; por el contrario pensamos más en que termine el acontecimiento para volver a casa.
-Cambios de humor. La irritación aparece más fácil y muchas ganas de estar a solas.
-Dificultad para descansar. Aunque estemos agotadas y con ganas de dormir 3 días seguidos, es muy difícil ponerle un freno a los pensamientos.
¿Qué se puede hacer en estos casos?
Hay que aprender a decir que no y ser más selectivas. Si no es algo obligatorio y urgente, es mejor no asistir, explicar el por qué y dedicarle ese tiempo al descanso y la desconexión.
También hay que dejar de lado ese miedo de que la gente se enoje, es mejor ser sinceras con nuestras capacidades y explicar que se necesita de un buen descanso.
El descanso también es una actividad aceptable. Si necesitas tiempo para vos, para relajarte y no hacer nada, también es súper válido, justo y necesario.
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