Muchas realizan todos los cuidados pertinentes para tener una piel radiante. La rutina de cuidado facial, alimentarse saludablemente y beben abundante agua, pero se olvidan de un detalle: los efectos de beber alcohol con frecuencia.
Llega el fin de semana y las salidas con amigas. La velada con ellas siempre es excelente, hasta el día después, cuando llega la resaca. El dolor de cabeza, el cansancio, a veces malestar estomacal es algo que se normaliza -porque es un permitido de fin de semana- pero a largo plazo, el alcohol deja sus huellas en la piel.
Hay que tener en cuenta que el alcohol es una toxina sin ningún valor nutricional. Como “intoxica” al organismo, la función hepática puede decaer con el paso del tiempo, además de acarrear otros problemas físicos como alteraciones hormonales, daño celular o problemas de insulina, que finalmente impactan en el aspecto de la piel.
Efectos en la dermis
- Deshidratación: Las bebidas alcohólicas son diuréticas, esto hace que el cuerpo expulse más líquidos de lo habitual y que la piel se deshidrate. Entre los efectos que genera: está la irritación, pérdida de luminosidad, mirada cansada, e incluso que las marcas de expresión se pronuncien más.
- Inflamación: Despertar al día siguiente de una celebración y mirarse al espejo, es sinónimo de verse el rostro inflamado y cansado. La hinchazón surge porque la bebida hace que la sangre suba al tejido del rostro, es por esto que podemos ver nuestros ojos inflamados, las mejillas, la nariz y otras zonas del rostro. Los expertos afirman que esta consecuencia es una de las causas principales de envejecimiento prematuro.
- Rosácea: Las personas que beben alcohol -especialmente el vino blanco- tienen más tendencia a desarrollar este problema de la piel, según afirman estudios de la Academia Estadounidense de Dermatología.
Esta condición genera que los vasos sanguíneos se inflamen en la parte inferior de la piel y provoque acné y los otros daños ya mencionados.
En general, el alcohol no es bueno para el cuerpo. Produce muchas consecuencias a corto plazo y daños más graves a largo. Algunas personas se dan como “permitido” beber libres una vez por semana, pero esto tampoco es moderación. Lo ideal es evitar estos productos o, en caso de que no se pueda, moderar el consumo a 2 o 3 copas por noche.
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