La atleta de élite conversó con Marilé Unger en su programa Poderosas sobre la importancia de confiar en nuestras capacidades y de seguir luchando por lo que queremos pese a las limitaciones.
Desde el 2013, Camila Pirelli (32) es nuestra Pantera Guaraní. Ese año, tras batir un récord en una competencia en Chile, un periodista deportivo la apodó de esta manera para conceptualizar su gran hazaña. “Como lo conocía, le llamé para preguntarle de dónde había sacado esa denominación y me comentó que, como en ese momento a los albirrojos se los llamaba ‘leones guaraní’, necesitaba un apodo que me representara mejor, y al ser morena me puso pantera”, cuenta la atleta en entrevista con Marilé Unger.
Ese año, su carrera como atleta profesional tomó impulso y se fue construyendo con los dos pilares que han estado desde que encontró su vocación en el deporte: el apoyo incondicional de su mamá, quien también se dedicó al atletismo hace muchos años, y la confianza en sí misma.
Su historia con la disciplina y la destreza física empezó a los 6 años, cuando le confesó a su mamá, Magdalena Cubas, su deseo de “algún día estudiar en Estados Unidos”, país que llamaba su atención gracias a la expansión del universo Disney. “Vas a poder ir becada gracias al deporte”, le contestó su mamá en ese momento.
Su primer deporte fue el patinaje artístico, de adolescente también practicó y compitió en natación, pero la vida la llevó hacia otro tipo de entrenamiento: el heptatlón, una de las pruebas combinadas del atletismo que consta de siete disciplinas diferentes.
En su último año de colegio, ganó una medalla sudamericana que hizo que su talento traspasara fronteras. Así, una universidad norteamericana la vio y le dio la posibilidad de cumplir su sueño de pequeña: estudiar en Estados Unidos.
Fue becada en la carrera de Biología, a la par que representaba a la casa de estudios en las competencias deportivas. En sus años de estudiante y atleta profesional recibió muchos comentarios que podían haberla frustrado o paralizado, pero a todos ellos los tomó como un reto y los respondió con hechos.

El valor de la perseverancia y el apoyo familiar

Camila Pirelli no tiene límites, porque cuando más le dijeron que “no iba a poder”, ella demostró que sí y que no le teme a nada. Por eso, se siente identificada con el término Kuña Mbarete, porque sabe que ser deportista es un camino muy difícil para las mujeres en nuestro país.
Por eso también, cada vez que tiene la oportunidad de contar su historia, lo hace, sobre todo pensando en las niñas y jóvenes que el día de mañana quieren dedicarse a esto. “Tuve muchos tropiezos durante toda mi carrera, pero siempre trato de demostrar que una se puede levantar y seguir”, comentó.
Además de la perseverancia, creer en sí misma la llevó a concretar una de sus más grandes metas: participar en los Juegos Olímpicos. Este año, debutó en Tokyo 2020 representando a Paraguay en la prueba de 100 metros con vallas, quedando en novena posición.
Si bien el deporte estuvo presente desde su infancia, recién a los 16 años empezó a tomar forma su carrera profesional. Su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 fue el fruto de tantos años de esfuerzo y dedicación. “Me frustró mucho no llegar a la edición pasada de los JJ.OO. en Rio, porque estuve muy cerca, realmente quedé muy triste, pero lo importante es nunca rendirse”, dice.
Su experiencia en Tokyo también fue una oportunidad para inspirar a otras atletas. “Yo necesito seguir haciendo historia para que haya un antecedente, para mostrarles a las niñas y jóvenes que esta también es una opción”, declaró.
Camila reafirma ese mensaje para quienes buscan abrirse camino en el deporte no solo con acciones, sino también con palabras de aliento. “No sé muy bien qué, pero algún día me gustaría abrir una fundación, una empresa o un espacio para ayudar a más personas, sobre todo a aquellas que no tienen el apoyo de la familia, porque ese sin duda es el más importante”, señala.
Desde su Ayolas natal, un día salió con la esperanza de dedicarse profesionalmente a lo suyo, siempre con el impulso y el acompañamiento de la mujer más influyente de su vida: su madre. Hoy, tras haber logrado una de sus metas más grandes, le habla a la cámara para decirle que sin ella nada de esto hubiese sido posible: “Mamá, lo hicimos”.
El programa Poderosas, conducido por Marilé Unger, se emite todos los sábados a las 20:00 por GEN.
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