En entrevista con Marilé Unger para Poderosas, la cantante de Purahéi Soul recordó su camino en la música y reflexionó sobre el valor del arte en la vida de las personas.
Desde pequeña, Jennifer Hicks (38) vivió rodeada de música. “Tuve el privilegio de crecer en una casa donde podíamos expresarnos a través del arte. La música fue una herramienta para conectarnos como familia”, recordó sobre cómo descubrió a su artista interior.
Las voces de Violeta Parra y Mercedes Sosa fueron una parte importante en su definición de artista, sin embargo, ella reconoce haber encontrado inspiración más allá de la música, en mujeres de su núcleo. “Mi arte está muy vinculado con la militancia y la conciencia social, y en ese sentido me siento muy inspirada por mis abuelas”, relató.
“Mis abuelas fueron mujeres de clase trabajadora, que se sentían empoderadas pese a la realidad cultural y al contexto histórico que vivían. Fueron mujeres luchadoras, que me enseñaron muchas cosas que hoy me inspiran, entre ellas a sentirme valiosa y hermosa, a disfrutar de mi feminidad, a repetirme a mí misma que ‘no soy perfecta pero que estoy haciendo mi mejor esfuerzo’”, agregó.
Su voz vibra cada vez que tiene que hablar de lo que significó el arte en su vida. “Tener esta herramienta significó para mí salud emocional, por eso creo que el arte es un derecho humano, porque todos deberíamos tener la posibilidad de expresarnos a través del arte y así construir una sociedad más sana con sus emociones”, reflexionó.
Su dúo con Miguel Narváez, Purahéi Soul, y la conformación de su equipo Bloque Guaraní – también nombre de su próximo disco - mantuvo viva esa oportunidad. “Con Miguel nos conocimos en un seminario de canto. Yo tenía 30 años y él 19. Cuando empezamos a hablar me dijo: ‘tu voz está lista, si fuera productor ahora mismo te grabaría un disco, la gente tiene que escucharte’. Y eso hizo un clic en mi corazón”, contó.
“Para mí, todavía significa algo que él todos los días siga siendo mi compañero, mi par en la música”, añadió.
Jenni expresa el orgullo que siente por la resistencia que hasta ahora los mantuvo como proyecto musical. “Vivir del arte es una lucha constante. Los artistas tenemos una gran responsabilidad porque somos el espacio en el cual la sociedad expresa sus sentimientos y emociones. Por eso, para mí y todo el equipo es sagrado cuidar las palabras que usamos y nuestra coherencia tanto dentro como fuera del escenario”, señaló.
“A mí me emociona mucho hablar de esto, por eso me vibra mucho la voz, incluso cuando canto, porque tiene que ver con que estamos viviendo un momento muy importante. Estoy cumpliendo el sueño de mi vida y tratando de vivir conscientemente eso”, declaró.

El alma de Desapego

Desapego, la canción que habla sobre una de las formas más profundas y sabias de amar, llegó al corazón de todos los paraguayos y del mundo entero en un momento de mucho dolor por la pandemia. “Las personas nos paraban en la calle para abrazarnos y llorar con nosotros; nos escribían cartas contándonos las historias de seres queridos que se fueron. De corazón estamos muy agradecimos, es el gran sueño que tuvimos con el proyecto, que la gente pueda usar esta canción para llorar, porque a veces es tan difícil soltar o dejar ir”, comentó.
Desde un principio, la intención de Desapego fue llegar a todas las personas. “A nosotros siempre nos decían ‘ustedes son de nicho, para algunos pocos’, y sinceramente no empatizábamos con eso, nosotros queríamos conectar con el pueblo, y fue muy emocionante ver cómo se rompieron cuestiones generacionales, cómo un niño cantaba con su abuela, etc.
“Buscamos este momento con todo nuestro corazón, y lo más lindo es haber logrado esto siendo sinceros con nuestra propuesta”, expresó.
En pandemia tuvieron miedo de tener que renunciar al proyecto por la pausa prolongada que estaba viviendo la industria, sin embargo, el trabajo colaborativo del equipo y el apoyo incondicional de la gente, los sostuvo. “Abrazamos la oportunidad que nos da el público de seguir viviendo de esto. El mundo tiene sed de Paraguay”, declaró.
Con su canción más reciente, Ymaitéma Piko, invitan a reflexionar sobre la valoración de la vida y los recursos naturales, así como de la oportunidad de mejorar al mundo con las acciones diarias. “Cuando cantamos en guaraní, la gente vuelve a conectar con sus raíces. Y nuestro idioma significa muchas cosas en nuestra identidad como nación, por eso conmueve tanto esta canción”, resaltó.

Mujer de la cultura

Jenni, además de cantante, es compositora, gestora cultural y manager. Y desde los espacios que ocupa, trabaja para que los artistas tengan más reconocimiento. Además, como militante feminista, lucha por dar visibilidad a más mujeres en la industria. “El feminismo me hizo ser mejor y más fuerte en el escenario; hizo que me cuestionara estructuras y hasta formas de pensamiento en mí misma. Siento que hay una deuda histórica con nosotras y con las diversidades, y como sociedad necesitamos conversar sobre eso. Nuestra nación está construida con la fuerza de la mujer paraguaya y es necesario recompensar eso”, concluyó, pensando en las mujeres más influyentes de su vida: su mamá y sus abuelas.
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