En entrevista con Marilé Unger para Poderosas, la ex viceministra de Protección de los Derechos de las Mujeres, Liliana Zayas, reflexionó sobre la importancia de abordar los asuntos sociales con perspectiva de género.
En febrero de este año, Liliana Zayas, quien ocupada el cargo de viceministra de Protección de los Derechos de las Mujeres, renunció al Ministerio de la Mujer por estar en desacuerdo con una postura que había tomado la institución en un asunto político. “Fui invitada a formar parte del gabinete y asumí con convicción el cargo de viceministra para liderar el eje de una vida libre sin violencia”, mencionó, y sin embargo, el tiempo le demostró que esa línea estaba siendo desviada.
“Si no vamos a trabajar por las mujeres, me voy a mi casa”, recordó sobre lo que pensó en aquel momento. Convencida de los valores con los que creció, tomó la decisión de apartarse del cargo, pero sin abandonar su lucha por los derechos de las mujeres.
Trabajó 27 años en la función pública, 17 de los cuales hizo carrera en el Ministerio Público. “El eje de una vida libre de violencia para las mujeres fue el área donde mejor me sentí en la Fiscalía. Allí trabajaba la última instancia de un caso: la coacción sexual y violación, el abuso intrafamiliar, el feminicidio, etc. Sin embargo, llegar al Ministerio de la Mujer significó trabajar en la prevención y en la contención, en articulación con otras instituciones”, relató sobre el enfoque de cada rol que asumió.
“Me van a recordar como una laburante de los derechos humanos, pero nunca por delante ni por detrás de mi equipo, sino al lado de ellos. Siempre reivindiqué el trabajo colectivo, yo asumía la responsabilidad, era la vocera, pero los escuchaba a todos y todas”, destacó, reafirmando el compromiso que tanto ella como sus compañeros y compañeras tenían con la justicia y el bien común.

Sus primeros pasos

Liliana Zayas es abogada, docente e investigadora científica. Cuenta con certificación internacional en neurociencia en el abordaje de la violencia familiar y violencia contra la mujer, niñas y adolescentes. Además, en el cumplimiento de sus funciones en el Ministerio Público, creó la Unidad Especializada en la Lucha Contra la Violencia Familiar, de la cual también fue fiscal delegada.
Con 18 años se decidió por las leyes, en principio, porque las matemáticas no eran lo suyo. “Me gustaba la lectura y la historia, entonces elegí una carrera acorde a eso. Además, en ese momento pensé: ‘en algún momento me voy a tener que defender’”, reveló.
“Sabía que la ley me iba a ayudar para que el día de mañana no me tomen del pelo. A esa edad, inconscientemente, sentía que había una desigualdad para las mujeres, que podíamos ser engañadas, hasta en el simple hecho de llevar el auto al taller y que te cobren más solo por tu condición de mujer”, añadió.
Como profesional del derecho trabajó en el fuero civil del Poder Judicial y también, luego de unos años, como encargada de la fiscalía barrial de Zevallos Cué, donde le llegaron los primeros casos de violencia intrafamiliar. “Recuerdo que consultaba a los asistentes sobre estos casos y me decían que correspondían a los juzgados de paz, y yo les cuestionaba ‘pero por qué si esto está en el código penal’. Así empezamos a investigar y logramos la primera imputación por violencia intrafamiliar”, mencionó.
A partir de este hito, empezó a formarse en cuestiones de género y derechos humanos de las mujeres con la organización no gubernamental Cladem. Y es desde entonces que su camino en la función pública se enfoca en todo lo mencionado más arriba.
Claramente, el tiempo le dio la razón y las leyes la ayudaron a protegerse y proteger a muchas mujeres de nuestro país.

Igualdad de derechos

Zayas manifestó que el caso de Alexa dejó un precedente. “Siempre nos obligaron a estar calladas, a no discutir ni argumentar, y a estar de acuerdo con lo que decía el hombre. Sin embargo, hay cambios y Alexa fue la voz de todas”.
“El acoso sexual es un tipo penal que presenta discriminación en cuanto a que solamente permite que el acosador sea una persona que está en una condición de superioridad frente a la víctima y no es considerado como tal si es un par, alguien en un rango inferior o inclusive un desconocido. Asimismo, solo la víctima puede hacer la denuncia y no otra persona que conozca el caso, y solo dentro de un período de 6 meses. Entonces, son muchos los obstáculos que tiene una mujer para acceder a la justicia cuando es víctima de acoso”, agregó.
“Por eso, reivindico el coraje de Alexa al animarse a denunciar y la valentía de las mujeres que la acompañaron en su lucha. Su caso deja un precedente para que las mujeres dejemos de tener miedo”, señaló.
Para la ex viceministra es importante que los medios de comunicación empiecen a abordar las noticias con perspectiva de género, no mostrando a la víctima como culpable; asimismo que los jueces y juezas analicen las denuncias con esta mirada.
“Necesitamos que más mujeres nos representen, porque a medida que esto pase vamos a tener leyes más justas y sentencias judiciales más equitativas. Además, los hombres tienen la responsabilidad de desaprender las masculinidades vinculadas al poder, el dominio y el control. Como sociedad, tenemos que conocer nuestras leyes y aprender la cultura de la igualdad”, reflexionó.
A la labor del Estado en cuanto a la protección de los derechos de las mujeres, califica con un cinco (5). “Tenemos leyes y normativas, pero necesitamos un presupuesto que permita llevar adelante esas políticas públicas”, declaró.
Hubo avances en el reconocimiento de los derechos a las mujeres, porque “antes de la democracia teníamos un código penal que, por ejemplo, exoneraba al hombre que mataba a su mujer si la encontraba en situación de adulterio y no a la inversa, entre otras cosas. Muchas mujeres lucharon por modificar esas leyes, y lo hicieron, pero aún faltan algunas por cambiar”, explicó.
Y concluyó: “Veo un avance porque observo una deconstrucción de ciertos patrones sociales y culturales, además de una generación que tiene más claro el concepto de los derechos humanos, pese a que todavía exista otra que siga educando en roles y estereotipos. Tengo una hija de 24 años, Emma, la veo a ella y a sus amigas con una mirada distinta y eso me da esperanza”.
Podés ver la entrevista completa en este enlace.
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