En el 2019 llegaron al Aconcagua, ahora se preparan para el Everest. Este grupo de mujeres indígenas aymaras de Bolivia no se quedó en lo que histórica y tradicionalmente se esperaba de ellas, sino que se extendió a todo lo que podían alcanzar.
Por: Jazmín Gómez Fleitas / jazmin.gomez@gruponacion.com.py
Una pregunta fue el disparador: ¿Cómo era la cima? Este grupo de amigas y vecinas alimentaba a los escaladores del Huayna Potosí, un ascenso duro pero lograble para muchos escaladores principiantes.
De hecho, ellas lo escalaban para llevarles la comida, pero se quedaban unos metros antes de la cumbre: llegaban hasta el el campamento Campo Alto a 5.100 metros cuando el Huayna se extendía hasta los 6.088 metros.
Esa curiosidad fue creciendo, porque los turistas le preguntaban si les había gustado la cima o si ya la subieron, entonces empezaron a preguntarse “¿Por qué no? ¿Por qué no subiríamos?”. Si sus esposos eran en su mayoría, los guías certificados para hacerlo y las podían ayudar en la preparación.
Y es que, tradicionalmente la mujer indígena en Bolivia ocupaba los roles de cocinera o lavandera, tenía casi nulo acceso a la educación y se esperaba que se ocupen del hogar y nada más. Además, “cholita” es conocida por ser una palabra despectiva para referirse a las mujeres indígenas.
Sin embargo, en la última década fueron abriendo nuevos caminos y conquistando otros espacios como en los negocios o los servicios públicos, desafiando también los supuestos “impedimentos dobles” en su contra: ser indígena y mujer.
Por supuesto, que la montaña también ingresó a la lista. El 17 de diciembre de 2015 un grupo de 10 cholitas escaladoras junto a tres guías completaban, con sus polleras, trenzas y sombreros, además de equipo de montaña (todo un trabajo de gestión aparte para conseguirlo), los 1.000 metros que permanecieron en lo desconocido para ellas durante mucho tiempo.
Foto: Todd Anthony.
Próximo destino: el Everest
Pero no quedó ahí. Le tomaron el gusto y conquistaron más cumbres de Bolivia: Illimani, Parinacota, Prapami, Sajama… esta última, la más alta de Bolivia. El grupo pasó a integrar casi 20 cholitas escaladoras. Y el 14 de enero de 2019 completaron otro hito: subir al Aconcagua, la montaña más alta de Latinoamérica.
Su hazaña se puede ver en el documental Cholitas (2019) dirigido por Jaime Murciego y producido por Arena Comunicación. El director español conoció su historia y decidió contactarlas para sumergirse en su día a día y ayudarlas a guardar para la posteridad esa nueva meta.
Cecilia, Elena, Lidia, Liita y Dora lo consiguieron. Y se puede conocer más de su vida y sus comunidades en el filme, que se adentra a sus tradiciones, creencias y familias. Dora expresó en una de las entrevistas: “Yo nunca me imaginé que llegaríamos al cine. Un día empezamos a hablar con Jaime (Murciego) por internet y nos decía que quería conocer a todas las Cholitas escaladoras, que quería tomarnos unas fotos, nada más. Lo invitamos al Año Nuevo Aymara, se quedó en mi casa y aquí caminamos por las montañas, mientras él nos tomaba fotos y nos entrevistaba. Luego nos llamaba y nos escribía por internet y nos contaba lo que quería hacer. Cuando nos invitaron a España a ver la película quedé admirada, al verme en la pantalla lloraba, no creía que iba a ser algo tan grande”.
Hace poco su popularidad se despegó gracias a un posteo en el perfil del gigante deportivo Nike. Mientras que las cholitas se preparan para el Everest, siguen resignificando su identidad y su nombre para que “cholita” ya no sea sinónimo de discriminación sino de empoderamiento.
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