Es un ingrediente clave en nuestras cocinas y cuando preparamos unas milanesas, empanadas o tortillas, nos queda la sartén llena de aceite. Aunque parezca algo válido reutilizarlo es muy perjudicial para la salud y te contamos por qué.
Cuando el aceite de girasol supera los 180º C se oxida y desprende sustancias que son nocivas para la salud. Sus ácidos grasos reaccionan con el oxígeno y junto a los ingredientes que freímos se forman polímeros, asociados al proceso de autooxidación que produce los radicales libres, según explica estudio del Departamento de Bioquímica de la Nutrición de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina.
Estos radicales libres oxidan las células de nuestro cuerpo promoviendo la posibilidad de sufrir enfermedades cardíacas, inmunológicas y hasta cáncer. Otra sustancia que produce el aceite de girasol cuando se calienta demás y se mezcla con alimentos altos en almidón es la acrilamida. Esto hace que el aceite se ponga oscuro, y cuanto más negro sea, más tendrá de este componente.
Esto siempre sucede cuando el óleo alcanza altas temperaturas, y como sabemos, cuando cocinamos frituras debe estar bien caliente. Por eso, una vez que terminamos de preparar nuestros alimentos debemos desechar los sobrantes.
En el caso de que lo volvamos a utilizar lograremos dos cosas: nuestra comida tendrá mal sabor y un color diferente, y por otro lado, cuando no lo colamos, por lo general tiene puntitos negros: los cuales son los restos de la cocción anterior cargados de acrilamida. Esta suma hará que tu platillo se vuelva tóxico.
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