Esta versátil verdura pertenece a la misma familia de los ajos y las cebollas, por eso se adapta bien a diferentes preparaciones. Te contamos todo lo que necesitas saber para incluirla a menudo.
Originaria de Asia Central, de hojas grandes y planas, con forma del bulbo alargada y sabor muy similar a la cebolla, pero más suave. Se cree que antiguamente el filósofo griego Aristóteles y el emperador romano Nerón, consumían este alimento para fortalecer la voz y prevenir enfermedades de la garganta.
Entre sus aportes comprobados se destacan que es bajo en calorías y rico en fibra, una gran fuente de potasio (260 mg por cada 100 gramos), calcio, fósforo, magnesio, y en menor cantidad: azufre, hierro, selenio, manganeso y silicio.
También posee mucho ácido fólico, vitamina C y E; todos muy importantes para mantener las defensas altas y el buen funcionamiento del sistema nervioso.
El ajo y la cebolla se caracterizan por sus compuestos azufrados que mejoran la circulación, la resistencia a enfermedades y prevención del cáncer; y como el puerro es pariente de estas verduras comparte estas mismas virtudes.
¿Por qué conviene incluir puerro a tus comidas?
-Efecto detox: Al ser una verdura rica en potasio y baja en sodio tiene acción diurética y alcalinizante. Esto resulta beneficioso para personas con problemas de artritis, reuma o gota y ayuda a eliminar la inflamación en las articulaciones.
-Cuida el corazón: Sus cualidades diuréticas regulan la presión arterial, la aliína -compuesto que también tienen el ajo y la cebolla- elimina el colesterol alto y sus antioxidantes previenen diferentes afecciones del sistema cardiovascular.
-Mejora la circulación: Al ser fribrinolítica, ayuda a que la sangre fluya correctamente y evita la formación de trombos; esta característica lo convierte en un gran aliado para quienes tengan varices o predisposición a trastornos venosos porque, además, mantiene la flexibilidad de los canales.
-Aparato respiratorio: Su aceite esencial tiene efectos microbianos sobre los pulmones y combate resfriados, gripe y bronquitis. Sus sustancias mucilaginosas y expectorantes contribuyen a mejorar faringitis, laringitis y afonías.
-Favorece los procesos digestivos: Sus cualidades microbianas también intervienen eliminando hongos y bacterias malas; su aporte en fibra estimula el tránsito intestinal y evita flatulencias.
-Para embarazadas: Como es rico en ácido fólico ayuda en el desarrollo correcto del feto, especialmente en las primeras semanas de embarazo.
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