Los masajes son de esos placeres a los que una no se puede negar. Nos ayudan a aliviar tensiones y a sentirnos relajadas, ¿conocés todos los beneficios que aporta a la salud?
La rutina, las responsabilidades y exigencias hace que, casi inevitablemente, acumulemos tensiones. Ya sea en la espalda, el cuello u otras partes del cuerpo. En general, recibir unos masajes suaves ya nos ayuda a aliviar estas molestias, pero para que esta práctica sea verdaderamente efectiva, la debe realizar un especialista.
Cuáles son los tipos de masajes
El término se refiere al frotamiento, la presión y la manipulación de la piel, los músculos, los tendones y los ligamentos. Estos pueden variar desde simples caricias a movimientos que ejerzan una presión más intensa.
Dependiendo de la terapia que se realice o a la técnica que utilice el profesional, los masajes pueden variar. Entre los más conocidos están:
- Masaje descontracturante: Se enfoca en las partes sensibles de las fibras musculares que están tensas, puede ser por una lesión, mala postura, o uso excesivo de dicha zona.
- Masaje deportivo: Está dirigido a los deportistas con la finalidad de prevenir o tratar lesiones.
- Masaje sueco: De metodología suave, se emplean movimientos largos y “amasantes”, también circulares profundos y vibrantes. Ayuda a que la persona libere tensiones, se relaje y se sienta energizada.
- Masaje profundo: Usa movimientos lentos y fuertes para llegar a las capas más profundas de los músculos y tejidos conectivos.
Sus beneficios
Al ser considerados como parte de la medicina integradora, según explica MayoClinic, se ofrecen como un tratamiento estándar para mejorar diferentes afecciones. Entre sus virtudes se destaca que reduce el estrés y aumenta la relajación, alivia los dolores, la inflamación y la tensión muscular.
También disminuye la presión arterial, la frecuencia cardíaca, fortalece el sistema inmune y mejora la circulación, energía y el estado de alerta. Por otro lado, varios estudios confirmaron que sirve en casos de ansiedad, dolor de cabeza, dolor en las articulaciones, molestias en el cuello y espalda, trastornos digestivos y fibromialgia; a la vez que genera sensación de cuidado, comodidad y conexión (en el caso de que sea tu pareja quien te lo realiza).
Vale aclarar que, más allá del “mimo”, al recibir un masaje, es fundamental acudir a un masajista calificado. De esta manera se podrá gozar de sus bondades de forma segura. En el caso de padecer alguna afección física, siempre hay que conversar con el profesional para ver qué tipo de tratamiento recibir.
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