Texto: Micaela Cattáneo / @micaelactt
Un 24 de setiembre de 1991, la banda estadounidense Nirvana publicaba Nevermind, el álbum que instaló el grunge en la escena como un movimiento que a grito pelado cantó el sentimiento de hartazgo de una generación y reflexionó, entre críticas a uno mismo y a otros, sobre la sociedad de la época.
29 años después del lanzamiento de este disco, que se convirtió en el más vendido de la banda, el rock de Kurt Cobain, Kris Novoselic y Dave Grohl se escucha tan acorde a lo que hoy se vive, donde “huele a espíritu adolescente”, como bien se titula la primera canción del álbum (Smells Like Teen Spirit), ya que hay toda una generación angustiada por la realidad actual, que alza su voz con fuerza para que de una buena vez las cosas se hagan bien. De lo contrario, no ven un futuro en el país.
Ese sentir colectivo de “no saber hacia dónde vamos”, o bien de saberlo pero asumiendo que el sistema está podrido porque el poder de cambiar las cosas parece alejarse cada vez más, está en sintonía con el contexto vivido por los jóvenes de esa época que, de alguna forma, inmortalizaron su actitud incendiaria en la voz de Kurt Cobain, un músico que no se calló nada y escribió todos sus extremos, como esta frase de Smells Like Teen Spirit que calza perfecto a cómo el mundo enfrenta hoy la pandemia: I feel stupid and contagious (Me siento estúpido y contagioso).
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