Todos los primeros de enero y los lunes del año tienen algo en común: la gente se propone cosas que, muchas veces, a la larga, no la pueden cumplir. Sin embargo, todo es cuestión de voluntad, por lo que cualquier día es un buen momento para empezar.

Empezá con un reto pequeño

Aunque siempre queremos todo rápido y en el momento, el famoso “aquí y ahora” (porque vemos que el mundo se mueve así), es importante darle valor al paso a paso; al poco a poco. Ir de lo simple a lo complejo; ver cómo de la semilla nace una flor. ¿Qué quiere decir esto? Que si queremos empezar a caminar, no hace faltar arrancar con una rutina de 45 minutos o una hora el primer día, porque no la podremos sostener si desde hace tiempo estamos sin hacer nada.
En cambio, si el primer día nos proponemos caminar 20 minutos, ¿no suena más posible? O, incluso, podemos empezar con objetivos más sencillos que nos demuestren qué tan disciplinados somos. Por ejemplo, proponete tomar agua al levantarte o evitar tomar gaseosa en el almuerzo durante tres días seguidos. Si podés concretar un desafío pequeño, vas a poder hacerlo también, aunque de forma progresiva, con uno más grande.

Esquivá las excusas

Por supuesto que crear un hábito no es fácil, por más pequeño que sea el objetivo. Por eso, es clave identificar cuáles son las excusas que siempre nos ponemos y tratar de definir un plan o una respuesta para cada una de ellas. Por ejemplo, si tu idea es dejar de mirar el celular todas las noches para poder dormir más temprano y mejor, entonces podés guardar tu teléfono en un lugar que no esté a tu alcance o que implique que te muevas por toda la casa para llegar a él, y en su lugar, reemplazalo por un libro o por alguna lectura que te conduzca al sueño.
De la misma forma con la actividad física. Si tu idea es caminar todas las mañanas a primera hora, creá el entorno para poder cumplirlo y ni bien te despiertes, ponete la prenda deportiva que te motivará a terminar lo que empezaste.

Sé clara/o con tus hábitos y usá los recordatorios del celular

Hay que ser muy específicos con lo que queremos cumplir, porque no es lo mismo decir “voy a empezar a estudiar inglés” que “voy a aprenderme una frase en inglés todas las noches”. Ser claros con el objetivo que perseguimos es el primer paso para progresar. Pero, claro, no por eso deja de ser difícil. Entones, también es bueno hacer uso de la tecnología que tenemos a mano, poner recordatorios o descargar apps que te avisen frecuentemente que estás en “proceso de”, así ninguna meta más quedará empolvada en el cuaderno de propósitos de año nuevo.
···¿Ya nos seguís en las redes? Mirá todo lo que tenemos para VOS Facebook l Twitter l Instagram