Es ideal para lograr que el make up quede libre de arrugas, poros e imperfecciones. Basta con dejar una capa de polvo traslúcido sobre la piel durante unos minutos para que el calor del cuerpo pueda fijar los productos aplicados anteriormente.
No es un método para aplicar a nuestra rutina diaria porque su función se cumple solo en maquillajes cargados, generalmente hechos para ocasiones especiales, cuando el brillo de la cara o sudor empiezan a hacer efecto con el paso de las horas.
El término baking se refiere en inglés al “horneado” del maquillaje, ya que es una técnica que necesita dejar reposar una gran cantidad de polvo traslúcido sobre el rostro hasta que se asiente e integre con los demás productos.
El polvo traslúcido sin brillos se debe aplicar principalmente sobre determinadas áreas estratégicas: zona T, zonas corregidas, mentón y zonas que queremos iluminar. Este producto actuará como un fijador de la base y corrector que se han aplicado anteriormente.
A esta técnica se la considera una tapa indispensable para que todo permanezca en su sitio durante varias horas, dejando un cutis libre de arrugas, poros dilatados e imperfecciones.
El objetivo es que nuestro maquillaje se vea uniforme y filtrado, no pastoso, así que cuanto más claro sea el polvo es mejor. Para aplicar este producto y distribuir por el rostro suavemente, se necesita una esponja húmeda y una brocha de maquillaje.
¿Cómo se consigue el make up “horneado”?
Lo primero que debemos hacer es hidratar el rostro en profundidad, teniendo en cuenta que el polvo traslúcido absorbe la humedad y si no hay hidratación suficiente en el cutis, el acabado será seco y acartonado.
Luego se aplica la base de maquillaje y, seguidamente, el corrector habitual en aquellas zonas que deseamos atenuar, por lo general en las ojeras. Uncorrector más claro puede ir en las zonas del rostro en las que impacta la luz naturalmente, por ejemplo: en la parte alta de los pómulos, sobre el puente de la nariz, el mentón y la frente.
Es importante evitar las zonas con arrugas marcadas en las que pueda acumularse el producto dejando un efecto muy antiestético. Por ejemplo el contorno de los labios y los ojos.
Posterior a los pasos mencionados, es momento de distribuir el corrector hasta que las transiciones sean imperceptibles. Con la ayuda de una esponja ligeramente humedecida, debemos aplicar el polvo traslúcido sobre las mismas zonas en las que aplicamos el corrector.
El efecto será demasiado recargado y blanquecino, pero es parte de la técnica. Pasados unos 5 a 10 minutos se retira con una brocha de pelo largo y flexible el exceso de polvo traslúcido, y finalmente queda un maquillaje impecable. ¿Lo probarías?
···¿Ya nos seguís en las redes? Mirá todo lo que tenemos para VOS Facebook l Twitter l Instagram