Nunca está demás volver en el tiempo para recordar aquellas series que, o marcaron época o son joyas que no tuvieron la valoración que se merecían. Una de las series (o miniseries) que más me impactó aún a casi 24 años de su estreno: es esta propuesta que en varios foros de internet sigue estando entre las mejores de Argentina de todos los tiempos.
Por: Luis Ríos
Reveo los ocho capítulos que pasan muy rápido y quedo hipnotizado por ese maléfico José Sagasti (Lito Cruz, que falleció en el 2017). Un personaje que transmite temor al espectador de una forma tan natural al punto que uno se olvida que está viendo una pieza actoral por la conmoción que causa este personaje. Se lo siente extasiado a la hora de hacer su trabajo y se alimenta de ese dolor sufrimiento humano, al grado de ser casi un adicto.
Uno no espera menos de un primer actor de cine, teatro y televisión y director de teatro argentino como lo fue Cruz. Nominado y ganador de los premios Martín Fierro en varias ocasiones, en televisión participó en más de 20 programas como: Alta Comedia, Zona de riesgo, Tiempo final, Malandras, Mujeres Asesinas, Para vestir santos, El Elegido, La Leona y por supuesto; El Garante.
Pero volviendo a El Garante, Sagasti es el enviado de Satanás, un demonio que carece de nacionalidad pero para esta diligencia adapta forma porteña, similar a un tanguero de mediana edad de los años 60 con una larga cola de caballo prolijamente atada. Un caballero parsimonioso, de etiqueta y que se sabe siempre en control de la situación. No se inmuta y no pierde la paciencia a la hora de cobrar la deuda del abuelo de Martín Rivera (Leonardo Sbaraglia).
Acá comienza la pelea entre el cobrador que pretende realizar su labor para cumplir con su amo y el garante propiamente, quien no fue el que contrajo la deuda original pero es quien fue ungido como el respaldo. Lo que ocurre es que a nivel jurídico, el garante es quien se ve obligado a responder por otra persona cuando ella no pueda o quiera cumplir con sus obligaciones de pago. Pero a este psicólogo, nadie le avisó del preacuerdo y se niega a ser parte.
La tortuosa relación entre ambos a lo largo de esta serie es deliciosa en la narrativa del bien contra el mal, del débil contra el poderoso, del mortal contra el inmortal. El porteñismo y ese criollismo de clase media alta le dan un condimento especial. Justamente, por tener ese buen pasar y ser parte de la alta alcurnia en ese plano, es que más de uno está dispuesto a sacrificar su paso a la siguiente vida. En la biblia dice que el diablo tentó a Jesús en el desierto con fortuna y poder. Ese mismo menú se sigue ofreciendo y es el mozo; Sagasti, el que pasa por las mesas a cobrar la cuenta.
La recomendación también para el espectador es que no se detenga a juzgar mucho los efectos especiales puesto que es algo que se hizo a mediados de la década de los 90 y con un presupuesto que tenía sus limitaciones. Aun así, el guion es bastante sólido y las actuaciones conmueven. Ideal para quien esté buscando algo más “under” saliendo de las carteleras de Netflix, Prime o Disney +.
Por si le faltaran estrellas, en su momento se alzaron con cuatro premios Martín Fierro: Mejor unitario y/o miniserie, Mejor actor dramático protagónico por Leonardo Sbaraglia (Lito Cruz estuvo nominado en la misma categoría), Mejor autor y/o libretista por Sebastián Borensztein, Marcelo Slavich y Walter Slavich (los creadores), y Mejor director por Sebastián Borensztein.
La serie está disponible en YouTube en una calidad un poco baja, pero que no molesta si se ve desde el teléfono celular. Los capítulos no llegan a la hora de duración así que en una tarde se puede maratonear. Acá te dejamos una lista de reproducción:
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