El día de la amistad en nuestro país es una fecha cuasi sagrada y en la que ninguna excusa es válida para postergar el encuentro. La banda uruguaya también lo entendió y puso música a una noche de fiesta.
Por: Luis Ríos
Cuando uno va creciendo, se hace más difícil seguir manteniendo el contacto presencial con los amigos por las responsabilidades de la vida adulta, que a su vez también planta distancias sobre lo emocional. Las notificaciones del grupo de WhatsApp disminuyen más rápido y el “¿Qué vamos a hacer este finde?” va ganando más tildes azules que respuestas.
Pero ya llegando el sábadp 30 de julio, se siente que estamos en deuda con nuestro grupo de amigos. Los que estuvieron, están y seguramente van a seguir estando. El sueldo de julio ya se cobró y hasta el que nunca responde, está listo para una aventura más. Solo falta decidir qué hacer. Oh sorpresa, esa banda que les gusta a todos -independientemente de sus gustos- anuncia show en Paraguay. La actividad está lista.
El lugar elegido fue la Ex Cervecería Sudamericana (Sucre y Avda. Madame Lynch), un venue poco habitual para los que van a conciertos regularmente. Allí, los músicos uruguayos estrenaron las canciones de su nuevo álbum y realizaron un repaso por sus éxitos para celebrar el día de la amistad en un evento denominado #AmigosKilk
Un lugar acogedor y con algún que otro problema en la superficie que hacía que moverse no fuera tan fluido, pero la compañía y el show hacían que pase desapercibido. Muchos grupos de WhatsApp se volvieron carne y hueso en rondas (que desde muy temprano ya estaban en gran cantidad) frente al escenario y en todos los sectores. El anuncio meteorológico de frio metió un poco de miedo antes, pero el fresco no pasó de eso y luego de un par de tragos, ya ni hacía falta el abrigo.
A las 21:15 Villagrán Bolaños arrancaba la fiesta con un sólido mix que iba y venía entre sus últimas canciones más nuevas, mechadas con los clásicos. “Somos la banda que sonaba, mientras vos esperabas la música que querías escuchar”, como ellos mismos se burlan en su canción “Música Pesada”. La gente abrazó a todas sus canciones con pogo incluido.
Ya con la entrada en calor hecha, el público estaba listo para el evento principal. Dieron las 22:45 y Roberto, los dos Santiagos, Gustavo y Alvin, estaban listos para saldar esa deuda que sentían con Paraguay de no venir tan seguido como otros compatriotas suyos.
Si bien la banda participó en varios festivales en los últimos siete años, la última presentación en solitario (o como atracción principal) se dio en 2015. Y cuando estaban listos para venir a presentar Jueves, el Coronavirus se interpuso.
La banda fue astuta y dividió su espectáculo en tres momentos. El primero, marcado por clásicos pogueables que hicieron saltar a los asistentes. La segunda, compuesta por algunas baladas y canciones nuevas de sus últimos dos discos.
“Esta canción nunca la habíamos tocado antes. El destino quiso que sea Paraguay el primer lugar y pueden chequearlo”, contaba Musso en el micrófono antes de Maldito Show, el cuarto track de su último disco Lámina Once. “Ya le pueden contar a sus nietos que estuvieron en el estreno de ‘Maldito Show’ y ellos les van a decir: ‘¿Pero, que decis abue?’”, bromeó.
En el tercer segmento, los temas más experimentales y/o bailables que se ven sobre todo desde Habla Tu Espejo hasta Jueves y que abren toda una nueva fase de personajes del Universo Cinematográfico del Cuarteto. “Para los que quieran continuar después, me avisan que hay un after en El Bosque de los Artistas”, invitó Roberto ya llegando casi al final del show.
Hablando del final, no podían irse sin saludar a su mejor amigo: Damián. El dueño de la casa a donde todos vamos y nos cuesta tanto llegar, deseó feliz día de la amistad para despedir el show. Ahí algunos grupos de Whatsapp se despiedieron para volver a la virtualidad, otros todavía tenían un poco de ganas e iban tras El Cuarteto a la casa del escultor Hermann Guggiari y otros a comer algo antes de ir a dormir.
Todos salieron satisfechos. El público que quería ese show que a veces es raro, otras veces bipolar, pero sobre todo, porfiado, y que en los últimos años fue sumando más características a la puesta en escena. Los músicos que saldaron su deuda con sus fans, que son tan particulares como ellos, y los amigos que aprovecharon la venida de El Cuarteto para darse un abrazo y disfrutar fuera de la virtualidad, juntos, una vez más.
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