La banda norteamericana forjó un influyente camino para el alt-rock durante su primera época, y desde el 2004 transmutaron hacia las artes oscuras más sofisticadas. Este nuevo sencillo es un adelanto de su octavo álbum titulado Doggerel, que será publicado en septiembre.
El regreso de Pixies a la escena musical les hizo sumar otros tres álbumes top 10 en el Reino Unido, además de los tres que ya habían logrado.
Actualmente preparan su nuevo material denominado Doggerel, quesignifica de estilo suelto y medida irregular, especialmente para lograr un efecto burlesco o cómico, marcado por la trivialidad o la inferioridad.
Es un disco maduro y visceral de folk, pop de salón y rock, perseguido por los fantasmas de los asuntos y las indulgencias, enloquecido por las fuerzas cósmicas y que imagina vidas posteriores digitales donde ningún Dios ha proporcionado una.
“Esta vez hemos crecido. Ya no tenemos canciones de menos de dos minutos. Tenemos pequeños descansos, arreglos más convencionales, pero seguimos con nuestros giros”, expresó el guitarrista Joey Santiago.
Esa energía brilla en el nuevo single del álbum There’s A Moon On, que encaja en el espacio entre las guitarras chillonas del prototipo de Pixies y el clasicismo del rock. Temáticamente, se sitúa entre la realidad y la leyenda, jugando con el efecto adrenalínico del ciclo lunar en la psique humana, una fase durante la cual los borrachos del bar del hermano de Francis se vuelven más agresivos.
“Intentamos hacer cosas muy grandes, atrevidas y orquestadas. El material punky, me gusta mucho tocarlo, pero no se puede crear artificialmente esa mierda. Hay otra manera de hacerlo, hay otras cosas que podemos hacer con esta energía extra especial que estamos encontrando”, añadió el vocalista y guitarrista Black Francis.
La congregación entre la oscuridad y la belleza surge constantemente a lo largo del disco. Está Haunted House, una animada mezcla pop con sabor a los años 50, con fantasmas tanto literales como metafóricos, así como el inquietante rock desértico de Morricone de Vault of Heaven, y una ligera melodía folk-rock en Pagan Man.
Pixies todavía posee un filo feroz, que se alimenta de la intensidad y el surrealismo de Nomatterday y de la potencia estilo The Who en Dregs of the Wine, que seguramente será la primera y última canción de Pixies en nombrar a Van Halen.
Un disco con una génesis inusual
En lugar de construir sobre ideas en bruto en el estudio, Black Francis se presentó a las sesiones con 40 canciones preparadas. Las sesiones comenzaron a finales de 2021 con el productor Tom Dalgety (Royal Blood, Ghost) trabajando con Francis en Massachusetts, antes de dirigirse a Los Ángeles para terminar las canciones con el resto de la banda.
Santiago contribuyó con sus dos primeros créditos de composición de Pixies, con la música de Dregs of the Wine y la letra de Doggerel. Por su parte, las actuaciones del baterista David Lovering y la bajista Paz Lenchantin tienen la energía desinhibida de dos músicos que confiesan sentirse revitalizados por el proceso.
Además de los formatos digitales, este material también se publicará en una variedad de configuraciones físicas. Habrá una gama de opciones de vinilo de color desplegable: vinilo rojo estándar, vinilo amarillo (disponible exclusivamente en tiendas independientes seleccionadas) y vinilo naranja que sólo está disponible en la tienda oficial de Pixies que también ofrece un cassette rojo exclusivo. Los formatos se completan con un CD de lujo.
Si Indie Cindy de 2014 fue concebido como una continuación tardía de Bossanova (1990) y Trompe Le Monde (1991), mientras que Head Carrier de 2016 retomó parte de la melodía turbia y el exotismo de Surfer Rosa (1988) y Doolittle (1989), tanto Beneath The Eyrie (2019) como Doggerel son álbumes expansivos y sin complejos que dejan atrás cualquier sensación de expectativa. Son discos evolucionados a partir del pasado de Pixies, pero no en deuda con el.
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