Es uno de los mayores motivo por el cual las plantas de interior mueren rápido. Y es que algunos tienden a regarlas en exceso y otros se olvidan de hacerlo. Te contamos cómo mantenerlas frondosas y sanas.
Un punto esencial cuando te introduces en el mundo de las plantas es reconocer la diferencia entre las especies. Cada una tiene un cuidado distinto, especialmente cuando hablamos de las de interior.
Desarrollar buenos hábitos de riego no es difícil, pero requiere algunos ingredientes claves, como la consistencia y al menos la voluntad de prestarlas atención. Cuando se empiezan a marchitar es una señal que necesitan más agua y si se están poniendo amarillas o descoloridas pueden estar recibiendo demasiada agua.
¿Cómo regarlas?
1. Ubica la planta y maceta. Cuando estés trasplantando tus plantas, no llenes la maceta hasta el borde con tierra para macetas. Esto hace que sea mucho más difícil regar, ya que tendrás que gotear agua sobre el suelo y esperar hasta que se filtre. Deja suficiente espacio para que puedas verter un poco de agua y dejar que se absorba por sí sola.
2. Aprende a regar desde el fondo. El riego de fondo es un método muy efectivo para muchas plantas cuyas hojas no les gusta mojarse. Usa una regadera de cuello largo. Esto te permitirá aplicar agua con precisión al nivel del suelo, sin mojar las hojas. Los desórdenes fúngicos son alentados por el follaje húmedo.
El riego superficial e insuficiente fomenta sistemas de raíces débiles y hace que la planta sea más vulnerable al colapso. Cuando riegues, asegúrate de hacerlo bien, para que el agua corra por el recipiente. Esto también ayuda a eliminar las sales de fertilizantes que pueden ser peligrosas si se acumulan.
3. Ubícalas en un lugar apropiado. Además de elegir la ubicación correcta para tu planta en función de la luz, hay opciones que puedes tomar para una buena ubicación teniendo en cuenta las necesidades de riego. Cultiva plantas similares una al lado de la otra, para que no tengas que abrirte camino entre varias plantas mientras riegas.
4. Tiempo correcto. Sé consistente, incluso si esto significa marcar días en el calendario para recordar y verificar si tu planta necesita riego. Asegúrate de que tus hábitos de riego sean regulares para que las plantas no sufran ciclos debilitantes de sequía y abundancia. Aunque cada especie es diferente, en general las plantas prefieren la humedad.
Regar por la noche favorece la humedad, que es un requisito previo para el ataque de hongos. En su lugar, riega durante el día, cuando las tasas de evaporación y transpiración están en su mejor momento.
5. Verifica la calidad de su agua. Algunas plantas no pueden tolerar el agua del grifo clorada, mientras que otras plantas tienen dificultades con el agua blanda. Usa agua lo más limpia posible, como agua de lluvia, agua que se ha dejado unos días afuera para declorar o agua de ósmosis inversa.
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