En la actualidad, la cultura de estar “siempre disponibles” hace que cada vez sea más difícil dedicarnos tiempo a nosotras mismas. Ya sea para simplemente desconectarnos y hacer otras actividades que nos apasionan o las tengamos postergadas.
Por un lado están el trabajo y las responsabilidades, y por otro, los compromisos personales; cumplir con la familia, los amigos y las actividades sociales. Querer pasar tiempo a solas no es un acto de egoísmo, todas necesitamos de ese momento personal que si no se tiene, a largo plazo genera varios inconvenientes.
Un estudio que realizó la Universidad de Michigan demostró que las principales causas de infelicidad y matrimonios fallidos es la falta de espacio personal. Así como también está demostrado que las personas que están felices ayudan a sus seres queridos a que también lo estén.
Por otro lado, hay estudios que confirman que la felicidad se extiende hasta tres grupos: el propio que a su vez se contagia a los allegados y, éste que finalmente se lo transmite a su entorno social. Viéndolo de esta manera, dedicándonos tiempo para estar bien, contribuiríamos a expandir una “epidemia de alegría”.
¿Por dónde empezar?
Y es que existen mujeres tan acostumbradas a no parar, que ni siquiera conocen este hábito, “Me Time” son esos minutos que nos dedicamos para estar a solas y hacer algo que nos gusta. Iliana Ospina, coach de mindfulness y colaboradora de Petit Bambou, defiende la importancia de esta práctica y explica que es la base del bienestar.
“Para estar con la mejor disposición ante todo y todos, es esencial darle importancia a nuestras necesidades y preguntarnos a diario: ¿Qué me gustaría hacer hoy? Convirtiéndolo en prioridad”, agrega.
Si nunca te tomaste un momento para preguntarte a vos misma qué tenes ganas de hacer, qué queres, o simplemente nunca se te dio por buscar un momento de soledad, la recomendación para arrancar es que empieces por salir a caminar, trates de despejar tu mente de los pensamientos diarios y disfrutes de ese momento y lo que estás observando en tu caminata.
Si te gusta cocinar, también podrías intentar preparar algo pero desde una posición relajada, lenta, sintiendo las texturas, observando los colores de los alimentos, y cada detalle de la preparación. Crear alimentos como si fueran una obra de arte.
Leer o ver una película a solas, sin interrupciones ni ruidos, disfrutando de tu bebida preferida y desconectándote del mundo, es otro modo de conseguir tiempo personal. Una sugerencia más, entre tantas, podría ser escribir, en el caso que te guste. Acomodarte en tu rincón preferido, tal vez en una cafetería o un parque, agarrar un cuaderno y anotar todo lo que se te venga a la mente, puede ser un acto de liberación y hasta una terapia.
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