Este fruto seco es parte de nuestra cultura gastronómica. Crecimos escuchando a nuestros abuelos decir que el mejor alimento para la longevidad y vitalidad es el maní con miel. En el mercado lo encontramos en forma de “ladrillos” (ka’i ladrillo), procesado (maní ku’i) y a granel sin tostar.
Lo hemos incluido en postres, picadas saladas y desde hace décadas, es utilizado para acompañar una refrescante cerveza. Lo cierto es que a nivel mundial también han aprovechado sus bondades y su forma más típica es como mantequilla de maní, algo que se viene adoptando en nuestro país.
El maní y sus beneficios nutricionales
Algo muy recomendado por los entrenadores y nutricionistas deportivos para atletas es incluir un puñado de este fruto seco o una cucharada de mantequilla entre colaciones, pero ¿cuál es el beneficio real de incluirlo en nuestra dieta?
La mantequilla de maní es considerada un super alimento según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Cada 100 gramos brinda un gran aporte de proteínas, exactamente 26 gramos, lo que favorece el crecimiento de los músculos. En cuanto a su aporte energético, dos cucharadas de mantequilla contiene 188 calorías, lo suficiente para aguantar una sesión fuerte de entrenamiento.
Entre sus componentes, el maní posee resveratrol, un compuesto natural antiinflamatorio y antioxidante que protege al cuerpo, especialmente la membrana mucosa y la piel, de los radicales. También aporta grasas saludables que favorece al buen funcionamiento de corazón.
Un toping de mantequilla de maní contiene vitamina E, B6, magnesio, potasio, fibra, hierro, calcio, sodio, en síntesis, muchos nutrientes que ayudarán a nuestro sistema inmune y a la recuperación de los huesos, músculos y piel.
Algo que preocupa a muchas cuando los especialistas sugieren su ingesta es que “engorda”, y la realidad es que no, su consumo moderado brinda un efecto de saciedad por la fibra que contiene.
Normalmente se sugiere 50 gramos al día a aquellas personas que no realizan actividad física, y el doble a los que entrenan. Además, pensándolo bien, con todas sus propiedades, es una mejor opción a comer unos snacks procesados.
Otra recomendación que dan los nutricionistas, es comerlo en el desayuno o luego de entrenar, se puede agregar a batidos, sandwiches, ensaladas, hummus, o simplemente untado en una tostada integral.
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