Nuestro cuerpo está compuesto mayormente por agua: entre el 55 y 75% de nuestro peso lo es y para el correcto funcionamiento de nuestro organismo es esencial una buena hidratación diaria. Los especialistas recomiendan el consumo de, al menos, ocho vasos diarios.
Cuando bebemos este líquido vital favorecemos la eliminación de toxinas y todos aquellos compuestos que pueden enfermarnos. Pero, ¿sabías que tomar dos vasos de agua en ayunas tiene muchos más beneficios?
El agua es para nuestro cuerpo, como el combustible para una maquina. Cuando dormimos nuestro metabolismo entra en un proceso de “modo descanso”, volviéndose más lento y reponiéndose de la actividad diaria. Los primeros sorbos apenas nos levantamos, lo reactiva rápidamente para eliminar las impurezas.
Hidratarnos a primera hora del día ayuda a eliminar los desechos a través de la orina, la transpiración y las deposiciones, protege los tejidos, lubrica las articulaciones, disminuye los niveles de acidez en el estómago y mantiene la temperatura del cuerpo en los niveles normales; todo esto acorde a Mayo Clinic. Y agrega que la deshidratación puede producir cansancio y fatiga.
Como el agua activa el metabolismo, también está asociado al descenso de peso. Un estudio realizado por la Sociedad Química Americana, en Boston, Estados Unidos, lo comprobó. “Presentamos los resultados del primer ensayo de intervención controlado y aleatorio que demuestra que un mayor consumo de agua constituye una estrategia efectiva de pérdida de peso”, dijo Brenda Davy, directora del estudio.
Muchas personas cuando se levantan a la mañana, arrancan el día con muchisísima hambre, por eso hidratarse antes del desayuno evitará atracones y brindará una sensación de saciedad.
Todos nuestros órganos dependen del agua, una adecuada hidratación ayuda a que el cerebro reciba sangre oxigenada y esté alerta, previene infartos y favorece el funcionamiento de los músculos. Además de los beneficios estéticos que tiene sobre nuestra piel, manteniendo su tono y elasticidad.
Si nunca tomaste agua en ayunas, lo recomendable es que empieces de a poco. Empieza con un vaso, a temperatura natural y de a pequeños sorbos, una vez que se vuelva un hábito puedes subir la cantidad que tu cuerpo te pida.
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