Contar lo que sentimos es una experiencia liberadora, pero lo cierto es que muchas veces nos cuesta abrirnos a los demás y hablar. Por eso, escribir en un cuaderno a puño y letra, nos puede servir como terapia emocional.
Cuando nos tomamos un momento para reflexionar conectamos con nuestras emociones y al escribir podemos identificar patrones de pensamientos, analizar aquello que estamos sintiendo y expresar libremente nuestros miedos y frustraciones sin sentirnos juzgadas.
Según un estudio publicado por la Revista de Psicología de la Universidad Autónoma de Nueva León las actividades gráficas y la escritura regulan el estrés, esto se da gracias a que la persona se desahoga con total libertad, pero además tiene otros beneficios.
Escribir fomenta la creatividad, cuando redactamos nuestras vivencias empezamos a usar diferentes recursos. Podemos implementar dibujos, cuadros sinópticos, lista de “pros y contras”, y todo lo que se nos venga a la mente, también empezamos a sintetizar y comunicar con facilidad aquello que cuesta decir en voz alta.
Es una buena herramienta para el autoconocimiento ya que ordena los pensamientos y facilita la compresión de todo aquello que nos pasa. También sirve para descubrir otros aspectos de nuestra personalidad que desconocíamos, por ejemplo, si alguien nos pregunta qué queremos o necesitamos sobre una situación en particular tal vez nos cueste decirlo, pero cuando nos sentamos y nos hacemos a nosotras mismas esa pregunta para después escribirla, es mucho más fácil descubrir nuestros deseos más profundos.
El 10 de enero inicia el Taller de escritura de verano.
Una investigación difundida por la Universidad de Cambridge asegura que también favorece la salud física y emocional, esto se debe a que la narrativa expresiva ayuda a quienes están atravesando situaciones dolorosas o tratamientos médicos.
Adoptar este hábito nos puede favorecer a eliminar patrones de conducta. Cuando escribimos “documentamos” lo que nos pasa, si luego de un tiempo releemos nuestro diario y analizamos los hechos desde otra perspectiva podremos gestionar mejor nuestras emociones, pensamientos e incluso acciones.
Por otro lado, escribir un diario no sólo tiene que ser para contar nuestro día a día o qué sentimos, también está recomendado para ayudar a formar hábitos, como por ejemplo: planificar tareas, hacer ejercicio o comer más sano. Es una herramienta que se puede aplicar a todo lo que nos propongamos.
Si nunca escribiste un diario, podrías probar hacerlo antes de ir a la cama, con que le dediques 10 minutos de tu tiempo para empezar es suficiente. Esto te ayudará a sentirte más relajada e incluso a conciliar mejor el sueño después.
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