“Ñomongeta” estrenó en el 2019 y ya pasó por Italia, Francia, Bélgica y México. ¿Cómo llega hasta la Ópera Hispánica de New York y teniendo el apoyo del Smithsonian National Museum of the American Indian?
El director de orquesta, compositor, pianista y clavecinista paraguayo Diego Sánchez-Haase adaptó el poema “Ñomongeta Kito Kolondive” de Modesto Escobar Aquino para una ópera contemporánea. Su estreno fue nada menos que en Italia en el 2019 y ese mismo año también se presentó en Paraguay.
Diego Sánchez-Haase es una de las figuras más completas y versátiles de la música culta del Paraguay y pudimos consultarle más detalles acerca de todo este proceso creativo que marca un gran hito en la historia cultural de nuestro país, además de un precedente innovador y creativo para las nuevas generaciones.
La obra se trata de una conversación imaginaria de un índigena, interpretado por José Mongelós, con Cristóbal Colón. No cuenta con acompañamiento de orquesta, lo cual suma un desafío a la interpretación, ya que el mismo tenor tiene que actuar y, además, acompañarse a sí mismo con los diferentes mimby que se utilizan: el gualambáu, las maracas, el takuapu y los tambores indígenas.
Foto: Gentileza
Los instrumentos musicales de la obra son todos indígenas y realizados de manera exclusiva por el luthier iteño Víctor Aguilar Zarza. De esa misma manera se presentará el próximo domingo 18 en Nueva York y el sábado 24 de septiembre en Washington DC.
¿Cómo se da la posibilidad de estrenar en Nueva York y Washington?
En mayo de 2021 tuve contacto con el maestro Jorge Parodi, director artístico de la Ópera Hispánica de New York -que es la institución más destacada de los Estados Unidos y promueve la música de los compositores latinoamericanos- a través de un colega y amigo en común, el Dr. Edward Green, quien me recomendó enviar al maestro Parodi la partitura y el video de mi ópera “Ñomongeta”.
Parodi mostró interés en la obra desde el principio y coincidió luego que, previo a una gira que tuvimos con esta ópera por México a finales de mayo del mismo año, José Mongelós pasó por Nueva York y entonces organizamos una reunión con el maestro Parodi, para conversar sobre los detalles de la obra.
A partir de allí fuimos madurando la posibilidad de estrenarla. Parodi logró interesar nada menos que al Smithsonian National Museum of the American Indian, que es uno de los museos indígenas más importantes del mundo, y a la Americas Society, y se acordó llevar adelante la producción para realizarla en las sedes que el Museo tiene, tanto en Nueva York como en Washington.
En principio, se estableció como fecha el mes de mayo de 2022 y así se anunció, sin embargo, luego de la aparición de una nueva ola del Covid-19 el Museo solicitó a la Ópera Hispánica reprogramar la obra para setiembre, puesto que en mayo no abrirían aún a su entera capacidad, teniendo en cuenta las medidas sanitarias que estaban vigentes.
Mientras tanto, el maestro Parodi fue buscando un director escénico para la ópera, y al mismo tiempo me solicitó extenderla un poco más. En su versión original tenía una duración aproximada de 40 minutos y debíamos lograr de que la pieza dure entre 50 a 55 minutos.
Así utilicé algunas partes del texto que en la primera versión había suprimido, además amplié el desarrollo de algunas líneas del mimby, que es el único instrumento melódico de la pieza, de manera a extender la obra un poco más. Luego, se confirmó la participación de la destacada directora ecuatoriana Chía Patiño para que dirija escénicamente la obra, y así llegamos a la instancia final de la realización de la puesta.
Foto: Gentileza
¿Cómo se vienen preparando para el estreno?
José Mongelós tiene muy bien preparada la obra musical y escénicamente, puesto que ya la interpretó varias veces. Se tuvo que aprender, sin embargo, las partes nuevas. Los ensayos escénicos y generales los realizará allá desde el lunes 12 de setiembre.
Seguramente, la directora le dará una nueva visión escénica, y es eso lo que van a trabajar con mayor intensidad una vez que José esté en Nueva York. Él llevará los vestuarios originales de la obra, que son bastante sencillos, pero veremos qué idea tiene la maestra Patiño con respecto a ellos. En cuanto a lo que a mí se refiere, y teniendo en cuenta que no dirijo esta vez la obra, estaré viajando seguramente solo unos días antes del estreno para presenciar los ensayos generales y las funciones.
¿Cómo descubre “Ñomongeta Kito Kolondive” de Modesto Escobar Aquino?
Modesto Escobar Aquino era muy amigo de mi padre. Además, eran colegas odontólogos. Así también, Eduardo, uno de los hijos de Modesto, fue mi compañero de colegio en Villarrica. Entonces, cuando Modesto presentaba alguno de sus poemarios, siempre le llevaba de regalo un ejemplar a mi papá.
Así fue que desde adolescente empecé a leer los poemas de Modesto. Comencé primero con los poemas en castellano, que me gustaron por su lenguaje moderno, no convencional. Tal es así que varios de ellos inspiraron mis primeras composiciones, como “El viejo Daniel”, que es un concertino para clavecín, recitante y orquesta de cuerdas, inspirado en un poema que Modesto le escribió a un vendedor de yuyos del mercado de Villarrica, y que es parte del poemario “Las siete en punto”. Así también, mi obra “Pitogüé”, para oboe solo, está basado en su obra “Don Juan Pitogüé”.
¿Cuántos años tenía cuando escucha el poema por primera vez?
Habrá sido allá por el año 1994, yo tenía más o menos 24 años y acababa de regresar de Alemania, adonde fui a estudiar la música de Bach, cuando Modesto me invitó a una reunión en su casa para hablarme de un proyecto que tenía. En esa reunión estuvo también el recordado Rudi Torga.
Eran como las 10 de la mañana, empezamos a tomar tereré, y entonces Rudi comenzó a recitar la poesía en Guaraní de Modesto. Empezó con “Hi´aiténtepa”, uno de los poemas más bellos que escribió Escobar, hasta que llegó a “Ñomongeta Kito Kolóndive”, un extenso poema que Modesto escribió en 1992, con motivo del Quinto Centenario del “descubrimiento” de América.
Escuchar a Rudi recitar ese poema fue algo que realmente me impactó. La rítmica del texto es maravillosa, así como el lirismo de algunas partes, y cómo Rudi las interpretaba era realmente maravilloso. Ese día me dije a mí mismo: “alguna vez escribiré una ópera con este texto”. Y tal es así que, cuando decidí emprender el desafío (casi 25 años después de haber conocido el poema), compuse varias partes de la ópera emulando el recuerdo que tenía de aquella magistral declamación de Rudi Torga.
¿Cuánto tiempo trabajó adaptando el poema para una ópera?
Adaptar dramáticamente el poema no fue muy complicado. Solo tuve que suprimir algunas estrofas, para optimizar la dramaturgia, pero no estaba muy conforme con el final. En el final de la poesía de Modesto, el indígena termina su diálogo imaginario con Colón con una especie de plegaria en el que pide encontrar la “tierra sin mal” para que sus descendientes tengan un mayor bienestar y puedan vivir en paz. Sin embargo, yo buscaba un final más fuerte, un final con sangre, por así decirlo.
Tal es así que, otro querido amigo guaireño, el escritor Pedro Parédez Argüello, me escribió un epílogo en el que la ópera termina con el indígena que sacrifica su vida para que su sangre derramada luego de clavarse el corazón con un cuchillo, muestre al mundo que este continente, al que otros llamaron América, les pertenece.
Entre el inicio de la composición de la música, que se dio casi anecdóticamente en Italia en 2017, hasta su estreno en Roma en mayo de 2019, pasaron dos años, pero paralelamente iba trabajando en mi otro gran proyecto operístico (que fue el primero, en realidad) la ópera “Pancha y Elisa” que tiene completamente otro concepto, y que la estrenamos en junio de 2018.
La ópera no tiene acompañamiento de orquesta al ser contemporánea, ¿cuáles son sus desafíos?
“Ñomongeta” tiene una ventaja y una desventaja. La ventaja es que no tiene orquesta que acompaña -como en la ópera tradicional- pero en contrapartida, la desventaja es que el propio tenor tiene que acompañar su canto con los instrumentos indígenas. O sea, aparte de cantar en Guaraní, utilizando en su canto diferentes tipos de emisión y técnicas extendidas de la voz, el tenor tiene que actuar y, además, acompañarse él mismo con los diferentes mimby que se utilizan, el gualambáu, las maracas, el takuapu y los tambores indígenas.
No fue fácil encontrar alguien que lo haga. Sin embargo, tampoco me costó mucho darme cuenta de que José Mongelós era un cantante ideal para asumir el desafío porque, además de sus cualidades vocales, José es muy buen músico, lo cual le facilitó aprender a tocar los instrumentos indígenas. La obra estaba terminada en enero de 2019 y en mayo del mismo año ya la estrenamos.
A José le llevó unos cinco meses aprender la ópera. Una cosa muy interesante que nos ocurrió durante la gira europea en la que estrenamos la obra, es que cada función nos servía para ir mejorando la pieza, suprimiendo las cosas que creíamos no funcionaban bien, y optimizando las que sí funcionaban.
“Ñomongeta” cuenta con instrumentos musicales nativos, ¿esos instrumentos también estarán presentes en las funciones?
Sí, el luthier iteño Víctor Aguilar Zarza es el que fabricó los instrumentos para la ópera. Y ahora, le volví a encargar la construcción de nuevos instrumentos, especialmente los mimby. Víctor trabajó con mucho entusiasmo, investigó, observó, preguntó, y así logró construir los instrumentos con excelente calidad. Es un valor agregado que tiene la obra, y que llama mucho la atención.
Al decidir ser director de orquesta, ¿pensaba ya en algún momento el tipo de legado que le gustaría dejar?
Uno siempre piensa en dejar un legado. A mí me gustaría que los que vengan después, transiten esos caminos que hemos abierto y los desarrollen aún más. El querido amigo, ya fallecido, Eladio Pérez González -gran cantante y propulsor de la música nueva-, me hizo un fuerte llamado de atención en un encuentro que tuvimos en Belo Horizonte hace exactamente 20 años, con respecto a mi responsabilidad con la difusión y la promoción de la creación musical contemporánea en el Paraguay.
Cada vez que estrenamos una composición nueva -sea de mi autoría o de otros compositores-, recuerdo con gratitud a Eladio, y lo que me dijo aquel día. Yo quisiera que mi legado, tanto en la composición, así como en la dirección orquestal y en la promoción de la música de Bach, sea el recorrido de un camino propio y con ideas propias, muchas veces a contracorriente, pero con fidelidad absoluta a la música.
Foto: Sociedad Bach del Paraguay
¿Cuál cree que es el desafío de las óperas contemporáneas? La ópera tiene cientos de años vida, qué les podría contar a las nuevas generaciones al respecto.
La ópera tiene siglos de historia y de vigencia. Hubo épocas en las que tuvo sus crisis y épocas de enorme gloria. Yo creo que la ópera contemporánea tiene grandes desafíos, pero también enormes oportunidades. Nuestro país no tiene tradición operística. Con decirte que las óperas compuestas por autores paraguayos posiblemente se puedan contar con los dedos de una sola mano, y que no tenemos compañías estables profesionales de ópera. Pero esas carencias las podemos transformar en grandes oportunidades.
El enorme desarrollo de la tecnología es una herramienta muy valiosa para crear público y acceder a una mayor difusión. Así también, el concepto aplicado en “Ñomongeta” de crear óperas en formatos más pequeños, de manera a economizar costos y hacerlas accesibles para ser montadas con facilidad, avanza cada vez más.
Un teatro pequeño, el auditorio de una escuela, una fábrica o el estacionamiento de un supermercado, pueden servir de escenario para óperas de este formato y la audiencia se puede multiplicar enormemente con una buena transmisión por internet. Hay una gran cantidad de espacios que deben ser invadidos por el canto y la música. Aseguraremos el futuro de la ópera, haciendo más ópera.
¿Volverían a tener fechas de funciones en Paraguay este año?
Este año creo que ya no lo tendríamos, porque mi agenda está realmente completa. Pero para el 2023 pensamos volver a organizar funciones de la obra. Incluso me gustaría concretar algún proyecto que pueda llevar la ópera, que es de fácil montaje y de bajo costo, a todo el país, y sobre todo, para el público joven.
¿Qué fue lo que más disfrutó de todo este proceso de dar vida a la primera ópera en Guaraní y todo lo que sigue cosechando?
Justamente ese proceso creativo que me obligó a pensar largamente en el concepto de la obra. Empecé a escribir la música acompañada por instrumentos convencionales, pero luego me dí cuenta que los instrumentos convencionales no tenían nada que ver con la música que iba escribiendo en base a elementos de la música indígena, y me convencí que tenía que asumir el desafío de los instrumentos autóctonos, y prácticamente empecé de nuevo. Eso requería una constante investigación, un permanente estudio y fue apasionante. Creo que, de toda mi producción, “Ñomongeta” es uno de mis trabajos favoritos.
¿Qué le gustaría que “Ñomongeta” pudiera dejarles a quienes la vean?
Me gustaría que les deje una reflexión social y personal profunda sobre nuestro mundo y nuestro medio ambiente. Que luego de ver la ópera, la gente se pregunte qué hacemos como individuos y como sociedad para vivir en un mundo mejor; que no sea un reproche a la historia, sino una reflexión mirando hacia el futuro. Y que también, en nuestro país, la gente valore más el tesoro cultural que significa ser bilingües, el haber conservado la lengua de nuestros ancestros, y que la cuidemos y la fortalezcamos en la práctica cotidiana, y que estemos orgullosos de ello.
“Ñomongeta” por el mundo
La obra tuvo su estreno mundial en el Palazzo Santa Chiara de Roma Italia, luego pasó por Flagey Cultural Center de la ciudad de Bruselas, Bélgica; también en el Teatro Le Ranelagh de París, Francia y en la Casa Bicentenario de Asunción, Paraguay; en el 2019.
En mayo y junio de 2021 se realizó una gira por México. Invitados por la Embajada del Paraguay, presentaron funciones en el Teatro Ángela Peralta de San Miguel de Allende, en el Teatro de la Municipalidad de Puebla, y en Guadalajara.
Ahora estrenan el domingo 18 de septiembre a las 2pm en el Diker Pavillon for Native Arts and Cultures en Nueva York y el sábado 24 de septiembre a las 2 pm en el Rasmuson Theater de Washington DC; ambas sedes del Smithsonian National Museum of the American Indian con entradas gratuitas. Para más información en operahispanica.org
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