El café es muy bondadoso en todo lo relacionado a tratamientos de belleza, tanto que gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, brinda grandes resultados sobre la piel.
Esta mascarilla casera es muy fácil de preparar y se adapta a todo tipo de pieles como un complemento en la rutina de skincare. Por un lado, la cafeína presente en el café actúa como revitalizante y protege la dermis de los radicales libres.
Su aporte de polifenoles mantienen la piel hidratada y la protege de posibles afecciones como la descamación, enrojecimiento o irritación, mientras que su poder antiinflamatorio deja la piel tersa y luminosa porque también activa la circulación sanguínea.
A su vez, la leche aporta proteínas, vitaminas y minerales que han sido aprovechados desde el antigüo Egipto. El calcio ayuda a mantenerla elástica, el ácido láctico exfolia e hidrata, y la proteína estimula la producción de colágeno.
Sus aportes de vitaminas y ácido fólico también contribuyen a una piel más radiante, tersa y suave. Es por esto que al fusionar ambos ingredientes se puede obtener una mascarilla que ayude a reducir arrugas, prevenir el acné, active la circulación sanguínea y unifique el tono del rostro.
¿Cómo se prepara?
En general es muy sencillo y es la excusa perfecta para dedicarnos una hora del día a relajarnos. Vamos a necesitar tres cucharas de café instantáneo y ¼ de taza de leche. Debemos mezclar ambos ingredientes agregando la leche de a poco, ya que la textura de la mascarilla debe ser similar al del yogurt, espesa.
En el caso de que te pases con el líquido podes poner un poco más de café y dejar reposar algunos minutos para que espese. También se puede optar por leche en polvo, en el caso de que tengas, y agregar agua de a poco.
Una vez lista hay que distribuirla sobre el rostro limpio, haciendo énfasis en las zonas donde los poros tienden a ser más abiertos (frente, nariz y mentón) masajeando suavemente con las puntas de los dedos.
Hay que dejarla actuar entre 15 a 20 minutos, pasado este tiempo hay que retirar la mascarilla con agua templada aplicando masajes suaves nuevamente y para finalizar se puede utilizar un tónico. Se puede repetir esta rutina complementaria una o dos veces por semana.
Otro dato importante es que antes de utilizar cualquier mascarilla casera es conveniente realizar una prueba de alergia. Podes verificar esto sobre la parte interna de la muñeca, si no genera ninguna irritación es porque es apta.
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