La falta de sueño se puede dar por múltiples razones, entre ellas está el estrés que causa insomnio. Esas mañanas son más duras que otras y -lógicamente- cumplir con las responsabilidades cuesta mucho más, pero ¿qué hacer con el entrenamiento?
Lo ideal sería descansar y recuperar ese descanso que faltó la noche anterior, pero si sos una persona que realmente necesita entrenar y mover el cuerpo para sentirse bien, conviene tener en cuenta algunas cuestiones.
En principio, la falta de sueño genera un desequilibrio en el sistema nervioso autónomo, muy similar a lo que pasa con el sobreentrenamiento. Además, el cuerpo genera sustancias inflamatorias y el sistema inmune se ve afectado, según afirma un estudio publicado por Sports Medicine de Hugh H. Fullagar.
También es más riesgoso respecto a las lesiones porque el sueño nos vuelve torpes, irritables, la capacidad de reacción y coordinación disminuye notablemente y no se cuenta con la energía necesaria. De todos modos, ¿se puede entrenar así?
La respuesta es sí, se puede, pero es fundamental hacer algunos cambios en la rutina. En principio hay que descartar el entrenamiento intenso, es mejor cumplir manteniendo el cuerpo activo pero con menos esfuerzo, que querer hacer todo y sufrir alguna lesión.
Conviene acortar la sesión de entrenamiento. La fatiga y la falta de recuperación hará que los músculos trabajen con más dificultad, por eso es conveniente entrenar 30 a 45 minutos como máximo en esos días.
La alimentación e hidratación pos entrenamiento siempre es importante, pero más aún después de entrenar sin dormir. Procura comer al menos 3 horas antes de ir a la cama para poder conciliar el sueño, evita el celular y las pantallas, y bebé infusiones relajantes como el tilo o la manzanilla.

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