Reconocido por su trabajo junto a Luis Alberto Spinetta y varias bandas pioneras del rock argentino, también posee una cercanía con Paraguay gracias a Oscar Cardozo Ocampo. Hoy también las nuevas generaciones lo conocen más por ser el papá de Mateo y Luna. Ese es Leo Sujatovich.
Por: Luis Ríos
Con buen humor, sencillo, abierto y con muchas ganas de compartir lo que sabe, Sujatovich se presentó en el panel “Mercados alternativos: La música en el cine, la televisión, la publicidad y los videojuegos” de la edición 2022 del Crea+, Además, sorprendió a todos sentándose en el teclado para disfrutar de algunas cosas de la vieja época.
Pianista, tecladista, arreglador, compositor y productor musical. Famoso por haber introducido en la música argentina el uso del sintetizador Prophet-5, y que supuso revolucionarla a comienzos de los años 1980 dentro de las bandas de rock. “A mí siempre me gustó la tecnología, siempre me gustaron los teclados, los sintetizadores. Los sigo usando y disfrutando”, confiesa Leo.
Hoy, abraza la brecha generacional y está atento para aprender sobre las nuevas tendencias y cómo incorporarlas a su trabajo. “Tal vez estoy en una etapa de la vida en la que estoy menos tecnológico y más volcado a la música propiamente. Al pentagrama, a mejorar la escritura, a que las orquestaciones que hago suenen mejor. En resumen, sigo estudiando”, resalta.
La actualización constante es clave para todos los roles que desarrolla. “No hay de otra, es como el científico que no puede dejar de estudiar porque todo el tiempo sigue apareciendo nuevos descubrimientos y nueva información. Entonces, uno se ve necesitado de saber. A parte que la música es un lenguaje tan infinito que se necesita seguir estudiando”, contesta antes de su charla.
Spinetta Jade
Para cuando cumplió 21 años, Leo ya había sido tecladista de PorSuiGieco, Nito Mestre y había integrado el grupo Tantor. Entonces, recibió un llamado que no esperaba. Luis Alberto Spinetta lo convocó para integrar Spinetta Jade, el famoso “proyecto jazzero” que el ícono del rock argentino llevaba a la par de Almendra.
“Para mí es una marca en la piel. Antes de tocar con él (Spinetta) ya era muy fan. Me interesaba mucho su música. Ya la podía tocar, investigar y jugar con ella. Cuando me llamó para que toque con ellos, yo era muy chico y solamente ese contacto me dio tanta confianza como músico”, recuerda.
Justamente le tocó ser parte de “Bajo Belgrano”, el disco más popular de esa agrupación y en donde introdujo el uso del Prophet-5 en varios temas. “Haber hecho todo lo que hice con él, me dejó una carga de confianza en mí mismo que fue muy buena y que como persona también era como un combustible. Sabía que si toqué con él podía hacer muchas cosas, que por suerte las hice”, reconoce. También fue parte de “Mondo di cromo” de 1983, el sexto disco solista de “El Flaco”.
Este año se cumplieron 10 años del fallecimiento de Spinetta a consecuencia de un cáncer de estómago y Leo lo recuerda con cariño. “No solo por lo que él significó para mí y la relación que teníamos, sino por lo que significó como artista, como ser humano y como un tipo tan gracioso. Estar en su compañía significaba pasarla súper bien y estar agotado de reírse”, relata su antiguo compañero.
Las cenizas de Spinetta fueron arrojadas al Río de la Plata, en la Costanera Norte del Bajo Belgrano, barrio en el que había nacido. “Me acuerdo de la última charla que tuvimos porque fue en una grabación, que a su vez fue una de las últimas de él. Afortunadamente somos un gran grupo de músicos amigos que nos seguimos juntando para honrarlo, contar anécdotas y cosas que evidencian que Luis difícilmente se vaya a ir de nosotros”.
Música para películas
Además de haber trabajado con bandas o haber producido a otros artistas musicales, Leo Sujatovich ha trabajado en proyectos cinematográficos y series como “Carmel, quién mató a María Marta”, “Natalia Natalia”, “La Antena”, “La novia del desierto”, “Pizza birra faso” y otras. Además, compuso musicales como “Tango Brujo”, donde se desempeñó también como letrista, “Sueños y Deseos”, y “Las Ilusiones Argentina”.
“Hacer música para una película es zambullirse en una historia concreta. En el personaje, que vive en tal parte, tiene un conflicto y se va y conoce a este otro personaje. Allí aparece una segunda historia, un segundo personaje, incluso un tercer personaje que entra en conflicto con el primero. Hacer música para películas es entrar en ese mundo, esa historia y en esa narrativa en donde el músico tiene que aportar también desde su rol”, describe sobre el soundtrack para un filme.
Sobre las diferencias de hacer música para este formato y música en el modo tradicional, explica que trabajar con una banda es otro mundo. “Es ponerse al servicio de lo que el grupo pida de acuerdo a la función que le toque a uno. Se pueden hacer distintas cosas con una banda, por más que en algún momento pueda coincidir todo. En un momento estoy en un estudio de grabación, levanto la mano y suena. Eso también puede pasar para una película. El punto de encuentro es el mismo, pero los orígenes de la música son distintos”, rescata.
También comparó el hacer música para los largometrajes con realizar la banda sonora de un videojuego. A su criterio, hay cada vez más similitudes entre ambas por sus momentos en la historia y por cómo esa historia se va desarrollando.
“Hoy siento que el videojuego es algo que está más cerca del soundtrack de una película. Allí hay un guion que comienza y concluye, pero en el videojuego se puede estar horas jugando, entonces la música tiene una interacción distinta a la de una película, y sigue siendo de muy alta calidad compositiva”, explica.
El trabajo de Leo en el audiovisual es igual de reconocido que su trabajo con las bandas. Galardonado múltiples veces por sus composiciones: Premio Cóndor de la Plata, Premio SUR, Gran Premio Gardel a la Música Clásica, nominado a los Latin Grammy y otras más de gran renombre. Por si fuera poco, fue declarado Personalidad Destacada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Leo durante el Crea+ 2022 en Asunción, Paraguay. Foto: Gentileza
El papá de Mateo y Luna
Leo es padre del también músico Mateo Sujatovich, conocido por su proyecto Conociendo Rusia, con el que recibió nominaciones a los Premios Gardel y a los Premios Grammy Latinos, incluyendo a Mejor Artista Nuevo en Premios Grammy Latinos de 2020. Además, su hija Luna Sujatovich es una de las compositoras emergentes más destacadas en la actualidad colaborando con Fito Páez o Coti Sorokin.
Sobre si le molesta que las nuevas generaciones lo conozcan más por ser el padre de ellos dos, dice que no. “Me encanta lo que hacen y estoy muy feliz por los dos. Me pasa todo el tiempo que me identifiquen como ‘el papá de Mateo y Luna’ y me encanta. Me paran todo el tiempo a preguntarme si soy pariente de ellos. Y les digo que soy el papá con alegría y felicidad”, dice el padre.
Cualquiera pensaría que se siente muy orgulloso de sus dos hijos, pero esto no es tan así. “Con orgullo no, porque no me siento así. Me parece que sentir orgullo por lo que hace otro no es muy noble. Los proyectos son de ellos y el orgullo debe ser de ellos por lo que hicieron. Yo estoy feliz por lo que hacen ellos. Orgulloso estoy por lo que hago yo”, afirma reflexivo.
En cuanto a la relación familiar, asegura que cuando están juntos les gusta más hablar de otras cosas antes que de música. “Tenemos una hermosa relación familiar los cuatro, con mi esposa, que es la madre de ellos dos. Mateo y Luna ya son adultos, cada uno vive en su casa y cuando nos juntamos, nos ponemos a charlar de otras cosas. Ocasionalmente hablamos de música, pero nos gusta mucho hablar de ella. Ahora, Mateo estuvo en Las Vegas, seguramente va a venir y nos va a contar con quien estuvo”, destaca sobre esos rituales.
En su infancia, los dos hermanos fueron muy influenciados por el trabajo de su papá. Cuando nacieron, él ya era músico y a su esposa le gustaba escuchar mucha música. “Ellos fueron escuchando y procesaron todo eso. Tomaron lo que más les gustó e incorporando otras cosas que les compartían los amigos u otros músicos. De esa manera, uno va formando sus gustos y solidificando sus influencias”.
Hoy, sus hijos ya son referentes para las nuevas generaciones y son ellos los que le presentan artistas nuevos a su padre. Sobre todo Mateo, al trabajar juntos en Conociendo Rusia. “A veces me gusta lo que me muestran y a veces no, pero solemos coincidir mucho en gustos”, comenta.
Leo rescata la intimidad familiar de contarse cosas, ya que cualquier persona puede tener dudas, problemas o conflictos con ellos mismos o hacia otras personas. Él cree en darles el debido espacio a sus hijos adultos.
“Darle consejos a un adulto es delicado y a un hijo adulto más delicado todavía porque ya es la vida de ellos. Si el otro acepta una palabra, más bien son sugerencias antes que conceptos. Hablamos mucho pero no desde el lugar del consejo porque los dos son adultos”, explica.
Oscar Cardozo Ocampo: un guiño a Paraguay
Argentino de nacimiento, Oscar Cardozo Ocampo fue considerado un paraguayo en Paraguay. Y en sus últimos años de vida se ocupó de estrechar y rubricar este vínculo. De hecho, uno de los más importantes trabajos de música paraguaya en piano, fue el último disco de su vida: “Piano Paraguayo”. En él, quedaba impregnada su contemporánea visión de la música en antiguas melodías del folclore del Paraguay.
Alguien que acompañó a Cardozo Ocampo en varias etapas de su vida fue Leo Sujatovich. Lo recuerda como alguien que le abrió muchas puertas. “Él era una persona entrañable más allá de ser un enorme músico. También fue alguien que me dio mucha confianza. Cada vez que me encontraba con él en sitios donde había otros músicos, me presentaba, hablaba muy bien de mí y me recomendaba”, comenta sobre este vínculo con Cardozo Ocampo.
Cuando les llegó la oportunidad de hacer cosas juntos, fue una semilla que floreció en oportunidades. “Yo había hecho una canción que tenía una parte de orquesta de cuerda, pero todavía no sabía escribir para las cuerdas. Entonces le pedí a Óscar que lo hiciera, que traduzca lo que yo había tocado e hizo un trabajo alucinante. Después ese trabajo lo llevé afuera -porque se radicó en Estados Unidos. y la gente que lo escuchaba quería saber de dónde salió. Además, me dio la posibilidad de acceder a otras cosas”, cuenta con mucha admiración.
Ese vínculo fue uno muy fuerte con uno de los integrante de una de las dinastías musicales más importantes de la región. “Para mí, Oscar fue muy importante y tuve la hermosa oportunidad de conocer a su hijo Guillermo hace menos de dos meses. Le conté sobre lo importante que fue haber trabajado con su papá. Él no conocía esta historia y nos emocionamos mucho, nos abrazamos. De Oscar Cardozo Ocampo, sin dudas, tengo el mejor de los recuerdos”, resguarda Sujatovich.
Además, cuando Leo llegó a Paraguay para participar de esta serie de charlas, lo llevaron al CCPA a ver un ensamble de cuerdas que le gustaron mucho. Cuando preguntó quién dirigía ese ensamble, quedó sorprendido porque se trataba de Guillermo Cardozo. “Sin dudas es un talentoso. Reconozco que no conozco artistas de aquí y siempre estoy ávido de escuchar artistas nuevos. Estoy a disposición de conocer cosas nuevas”.
De esta manera Leo nos dejó enseñanzas en su paso por el país, y no solamente profesionales, hasta nos dio unas miradas reflexivas para que padres e hijos puedan mejorar su comunicación y su relación. En un contexto donde se reciente mucho la brecha generacional, las personas como Leo son muy importantes para demostrar el valor de aprender de manera multigeneracional.

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